14.5.09

Anticorrupción, ja, ja, ja

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

¿Y cómo lo hacen, cuál es su secreto?

Con la designación de Fuad Khoury como nuevo contralor termina el culebrón para elegir a la persona que debe liderar el esfuerzo para que no se roben el dinero de los peruanos en el sector público, una tarea tan difícil como una misión imposible.
Es una verdadera lástima la manera accidentada como se eligió a Khoury, embalados, ‘a la prepo’, al caballazo y sin la indispensable formación de una comisión evaluadora de su expediente, tal como se hizo con los candidatos previos.

Sin perjuicio de ello, y aclarando que nunca se puede poner las manos al fuego por nadie, Khoury parece un profesional competente para el cargo. No obstante, eso no es suficiente para avanzar en serio en la lucha contra la corrupción.

Para que ello sea posible se necesita una convocatoria amplia que sea una verdadera cruzada contra la corrupción. El gobierno está por lanzar una campaña publicitaria con el lema ‘¡Queremos un país sin corruptos ni corruptores!’ que aparecerá con imágenes del presidente y del premier.

El problema es que cualquier practicante de una agencia de publicidad sabe que lo peor que puede hacer un anunciante es hacer una promesa que, apenas el cliente prueba el producto, le suena a estafa porque la realidad contradice el mensaje.

Esa es la reacción de la población peruana cuando le hablan de lucha anticorrupción. Ayer en la tarde, por ejemplo, en su programa de Radio Capital, el psicólogo Jorge Bruce recibió llamadas de los oyentes sobre el nuevo contralor y la conclusión fue contundente: casi nadie cree que este pueda jugar un rol efectivo en la lucha contra la corrupción.

La razón es obvia: si la gente no recibe señales inequívocas de que el sistema político tiene una voluntad real –no solo bla, bla, bla– de luchar en serio contra la corrupción, ¿por qué va a creer que un nuevo contralor va a significar un cambio o, peor aún, que una propaganda presidencial lo va a conseguir?

La trayectoria del gobierno en este tema es lamentable. No solo está el fracaso de la Oficina Nacional Anticorrupción, sino que la gente no es tonta como para no darse cuenta de que, cuando un aprista o amigo del gobierno está involucrado en algún entripado corrupto, el partido sale a rescatarlo.

Desde los petroaudios hasta Tula Benites, para solo dar dos ejemplos, el Apra ha demostrado un escaso compromiso contra la corrupción. Pero este mal no es solo de este partido porque lo que se constata día a día es que los políticos, de rey a paje, de cualquier ideología, la pasan muy bien y acumulan una riqueza desproporcionada con sus ingresos, lo que lleva a preguntarse lo que todos sospechan: ¿y cómo lo hacen, cuál es su secreto?

LA REPUBLICA

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