21.5.09

El virus de la desconfianza

Una de las razones más importantes que explican el errático comportamiento electoral de los peruanos es la desconfianza institucional, cultivada y sembrada con prolijidad en la historia política nacional.

Es cierto que el electorado peruano ha sido engañado mil veces por candidatos a cargos públicos y también, que la desconfianza se ha vuelto cultura, manera de ser y de juzgar a quienes hacen política.

Mucho se dice que nuestros compatriotas son mentirosos y deshonestos, con convicción y sin pruebas, lo que no ayuda a superar la desconfianza en este imperio de las combis.

Una de las razones por las que el 77% de los consultados en la Encuesta Nacional Urbana no está de acuerdo con la reelección del Presidente García (El Comercio, 17 de mayo del 2009) es porque desconfían de él, creen que no gobierna para la gente sino para él.

No obstante, uno de los mayores puntajes de aceptación lo obtiene Keiko Fujimori, que ni ha podido demostrar el origen de los recursos con que se pagaron los estudios en EEUU de los hijos del dictador.

Ella dice que fue con ahorros y préstamos, después que con la venta de un terreno, luego dice que fue un préstamo de una hermana de su padre sobre lo cual no se han encontrado ni huellas.

Es sabido que el ex presidente sólo pagaba sus consumos en efectivo. La propia Keiko dijo a Mauricio Mulder en 2001, que su papá le daba la plata de la universidad en efectivo y ya se sabe, que así pagan los que cantan “que no quede huella, que no, que no.”

La desconfianza endémica de los peruanos en sus instituciones políticas restringe la entrega de nuestros ciudadanos a las labores que exige el Estado bajo la lógica de “si otros roban porqué yo no ”y esa es otra de las consecuencias de la corrupción: los peruanos no se entregan con pasión a mejorar su país, salvo que lo hagan para ganarse “alguito”.

En fin, esta digresión es para no olvidar de nuevo, que estamos cerca de una elección, que la corrupción amenaza al Perú, que varios corruptos van a competir por la presidencia y que sólo la conciencia crítica y democrática del electorado nos puede librar de un nuevo desastre.

LA PRIMERA

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