23.5.09

¿Ven Estadito, alúmbrame un poquito?

Por Mirko Lauer

Con cuatro directores de nueve representando al fisco en la empresa Chrysler y la General Motors a días de ser declarada en quiebra, la presencia del Estado en la economía es un tema de intenso debate en el mundo. La línea tranquilizadora en el ambiente empresarial dice que esto es transitorio y durará lo que la crisis. Pero hay otras señales.

Un artículo Ian Bremmer en el último Foreign Affairs, FA, titulado “El capitalismo de Estado se pone los pantalones largos” postula una línea intermedia: no está en los planes de Occidente gerenciar sus economías indefinidamente, pero en el mundo en desarrollo en cambio se está dando “un rechazo estratégico de la doctrina del libre mercado”.

Como para remachar el argumento, en el mismo número de FA otro artículo detalla cómo el gobierno chino ha frenado el avance en el tipo de reforma que disparó su crecimiento, para ahora retroceder hacia políticas pre Deng Hsiao-ping. Otro país donde los huecos que deja el sector privado en la crisis son prontamente llenados por la iniciativa estatal.

Hasta el momento el Perú no ha tenido necesidad de mover de su sitio buena parte del tabique que separa Estado y privado. Es cierto que se cuenta con el gasto fiscal para reanimar una economía con cifras a la baja, pero eso parece estar dentro de la ortodoxia. Al menos nadie ha salido a denunciar pecado de leso neoliberalismo.

En otras palabras, ninguna empresa grande y gorda ha salido a pedir abiertamente un salvataje o una quiebra ayudada como las automotrices de los EEUU. Pero es una decisión para la cual el gobierno se debería ir preparando, y en cierto modo también la opinión pública. El caso Doe Run es una primera señal de lo que podría venir.

El gobierno acaba de declarar que no es su papel salvar empresas privadas en problemas. Lo cual debería alegrar a los defensores del rol subsidiario del Estado. Pero estos suelen ser los primeros que apuntan hacia los trabajadores de la empresa y hacen notar que el Estado no debe abandonarlos. Rehenes que les dicen.

Vista desde otro ángulo, la liberalización de la economía peruana nos ha puesto cada vez más en contacto con empresas estatales, que fueron llegando a hacer el mercado en la privatización local, mientras nosotros desmantelábamos buena parte de las nuestras. Se descubrió así que solo el Estado peruano era mal administrador.

Si nos atenemos a los discursos de los políticos de casi todas las tiendas y la opinión pública en las encuestas, hasta el momento la economía de mercado goza aquí de buena salud. Pero esto no nos dice mucho sobre qué pasaría si avanza esta crisis que hoy casi no se siente. ¿Resistiría el Estado peruano la tentación de intervenir y ya no salir?

LA REPUBLICA

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