26.8.09

Ahí está el detalle

Uri Ben Schmuel
uribs@larazon.com.pe


A los lectores de esta columna les consta que en numerosas ocasiones hemos sido muy severos con Lourdes Flores Nano por sus monumentales desaciertos políticos. No obstante, en esta ocasión, cuando es blanco de críticas por aceptar la presidencia del directorio de una nueva aerolínea de capitales nacionales, queremos solidarizarnos con ella.
En realidad, la lideresa del PPC es lo que podríamos llamar un blanco colateral. Lo que se busca, al atacarla, es tan obvio que nos sorprende que algunos colegas y amigos en la prensa y la blogósfera hayan abordado el asunto con una lectura digamos plana, sin fijarse en el tema de fondo.


Y éste puede encontrarse en las propias declaraciones de la ex candidata presidencial: ella tiene la ilusión de convertir esta empresa en la línea aérea de bandera y que poco a poco se cubra el territorio nacional, llegando a zonas desatendidas por la aviación comercial.

Y ahí está el detalle, como decía Cantinflas. No tenemos el gusto o el disgusto de conocer, ni remotamente, al señor César Cataño Porras, propietario de la flamante Peruvian Airlines. Sin embargo, de una cosa estamos seguros: si se le hubiera ocurrido instalar una panadería, una cebichería, una agencia de taxis o cualquier otra empresa en la que abunda la oferta, a nadie le interesaría salpicarlo con acusaciones de narcotráfico (y nadie tampoco censuraría a Lourdes Flores por incorporarse a la compañía). Pero el hombre ha tomado la decisión casi suicida de incursionar en un rubro en el que hay poderosos intereses de quienes no quieren competencia sino monopolio. Tan simple como eso. Y tan nauseabundo, agregaríamos, como eso.

Suponemos que Lourdes Flores ha evaluado el pro y contra de aceptar el puesto y es perfectamente consciente de que al hacerlo deberá enfrentarse a una poderosa maquinaria que le hará la vida imposible. A ella, a Cataño y a la aerolínea. Por eso mismo, la felicitamos. Se requiere coraje para enfrentar a ciertos tiburones corporativos y a sus sicarios mediáticos. Porque ahora resulta, oh coincidencia, que todo peruano que trata de montar una línea aérea es narcotraficante. Y las campañas, otra coincidencia, parten siempre del mismo diario que, más coincidencias, tiene entre sus, digamos ilustres conocidos y parientes por vínculo matrimonial, al distinguido presidente del directorio de la aerolínea que se ha enseñoreado de los cielos de nuestro país. Que de peruana tiene solo el nombre. Tanta coincidencia es un imposible matemático. Chita la payasá, ¿esta película no la vimos antes?

LA RAZON

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