25.8.09

Micrófono bajo la mesa

Por Mirko Lauer
mlauer@larepublica.com.pe

Sobre la entrevista de La Tercera de Santiago a Alan García cabe preguntarse ¿por qué ahora? Un cínico diría que porque las cosas estaban demasiado calmadas en la zona. Pero si bien las declaraciones llegaron a la primera plana del diario chileno y a casi todas de los de Lima, ellas tienen mucho de repetición, y hasta de redundante.

El propio Canciller ha dicho que García viene diciendo lo mismo sobre Bolivia y Chile desde hace ya buen tiempo. ¿Entonces por qué el alto perfil que se les está atribuyendo? Quizás el secreto está en la frase “un acuerdo bajo la mesa”, que inevitablemente evoca la idea de una conspiración, y de paso los tratados secretos del siglo XIX.

Pero las esperanzas despertadas por la diplomacia chilena en La Paz no son nada secretas, y Evo Morales se ha referido al tema en varias ocasiones. El aspecto que mueve a curiosidad es por qué el sentimiento de que Chile le puede resolver la cuestión marítima de Bolivia se tiene que traducir en permanentes disparos verbales de Morales contra el Perú.

En realidad Morales no necesita a Chile para denostar del gobierno peruano. Para ello bastan su alineamiento con el chavismo, su manejo político del tema indígena, la pugna con sus opositores internos, o su confesada necesidad de un enemigo externo que reemplace a Chile en el imaginario público acostumbrado a ese tipo de estímulo.

Si desplazamos la mirada de La Paz a Santiago, notaremos que la entrevista de La Tercera no fue una oportunidad pescada al vuelo, sino algo preparado. Hay un cronograma chileno para el tema de las discrepancias regionales vinculado a las elecciones de diciembre próximo, el cual la derecha ha explotado para la demolición del actual gobierno.

Ser blanda frente a los reclamos del Perú ha sido una acusación frecuente a Michelle Bachelet desde los diarios de la derecha chilena. Este tipo de acusación ha sido un factor de inestabilidad del anterior Canciller de Bachelet, obligándolo a entrar al juego de los mutuos reproches, en el cual acaba de caer también Mariano Fernández, su sucesor.

Al producir una turbulencia que le da armas a la derecha chilena, Morales está dificultando el triunfo electoral de precisamente aquella agrupación que le ha hecho las dulces promesas. No es tradición de la derecha chilena ser más flexible en los temas geopolíticos vinculados a la soberanía territorial.

A García la entrevista le ha servido para reiterar un par de temas de su política de complementariedad y competencia frente a Chile. El principal efecto de sus declaraciones será ubicar a la figura de Morales como un fenómeno menor frente a la relación entre los dos países del Pacífico Sur.

LA REPUBLICA

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