25.8.09

Nuestra imagen exterior

EL IMPORTANTE PAPEL DE LA CANCILLERÍA

Por: Rosa Garibaldi Historiadora

Tanto las palabras del canciller, José Antonio García Belaunde, durante las celebraciones, pronunciadas el 3 de agosto último, por el aniversario de la creación del Ministerio de Relaciones Exteriores, como las conclusiones de la reunión de embajadores peruanos, realizada en Lima recientemente, han destacado, con motivo del lamentable enfrentamiento de Bagua, la importancia que tiene la eficiente y oportuna comunicación formulada por nuestro servicio exterior para desvirtuar y aclarar información errónea enviada hacia afuera que nos afecta de manera negativa. La conclusión de la citada reunión de embajadores fue la necesidad de estructurar en la cancillería una unidad de manejo de crisis.

La cancillería se enfrenta al reto de recuperar los espacios perdidos en el exterior como consecuencia de los acontecimientos de Bagua y de ganar nuevos espacios positivos, así como de desarticular iniciativas negativas de algunos países propulsores del llamado socialismo del siglo XXI, encaminadas a entrometerse en nuestra región. Señala acertadamente El Comercio, en su editorial del 11 de agosto, que “potenciar la comunicación del servicio exterior implica contar con una unidad de crisis, que actúe con celeridad frente a este tipo de fenómenos, y también instituir las comisiones diplomáticas integradas por personalidades que acrediten la posición peruana”.

En este mes de agosto, en que se celebra el aniversario de nuestra cancillería —cumple 188 años—, resulta pertinente recordar que apenas tres décadas después de lograda su independencia, el Perú se encontró en la imperiosa necesidad de desarticular iniciativas negativas de países del continente que amenazaban la independencia de las naciones hispanoamericanas o de promover la unión de esfuerzos para la defensa hemisférica contra abiertas agresiones. No otra cosa fueron los intentos del Ecuador de convertirse en protectorado de los Estados Unidos o en protectorado de Francia. Y la reconquista o avasallamiento perpetrado por potencias europeas: la República Dominicana por España, México por Francia, Nicaragua por el filibustero Walker con el auspicio de Estados Unidos. Fue entonces que el Gobierno Peruano desplegó, por primera vez, un esfuerzo continental, enviando emisarios diplomáticos a lo largo de la América hispana, para protestar y acreditar la posición peruana y lograr adherencias al Tratado Continental de 1856, promovido por el Perú y firmado en Santiago de Chile. Explicó claramente el presidente Ramón Castilla en su mensaje al Congreso en 1862, la prioritaria meta del citado tratado: poner a salvo la nacionalidad, independencia y soberanía (de las naciones sudamericanas) “de toda extraña intervención, y de toda tentativa contra sus instalaciones democráticas y la forma de Gobierno que desde su emancipación adoptaron”.

EL COMERCIO

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