27.8.09

Miss Bagua y Míster Faenón

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.pe

Segunda línea del Apra herida: ¿la hora de los jotitas?

La calamitosa manera como Jorge del Castillo y Mercedes Cabanillas tuvieron que dejar el gabinete ministerial melló mucho su prestigio y ha creado la oportunidad para el avance de nuevos liderazgos en el Apra.

Hace poco, los apristas se sintieron mortificados porque el ex presidente Alejandro Toledo comentó que la designación de Javier Velásquez Quesquén como premier significaba poner en ese puesto crucial a alguien de la ‘tercera línea’. Pero quizá eso fue un upgrade todavía inmerecido para el chiclayano.

Alan García es la ‘primera línea’ indiscutible del Apra. Aunque a él le gustaría que en el partido no hubiera segundos, hay una ‘segunda línea’ clara en la que están Cabanillas y Del Castillo, y una ‘tercera línea’ con el actual secretario general Mauricio Mulder y otros como, con suerte, Velásquez Quesquén.

Sin embargo, el liderazgo y peso político de los dos ‘segundos’ se han visto seriamente mellados luego de sus pasos accidentados por el gabinete. Para Cabanillas, la crisis de Bagua le significó un tremendo desastre personal por la impericia con que manejó dicho proceso desde el Ministerio del Interior.

Además de la muerte de 36 peruanos, incluidos 25 policías, está todo lo que se va conociendo cada día que pasa por los informes de Inspectoría de la PNP u otras versiones sólidas que revelan que el manejo de la operación fue muy negligente.

A la responsabilidad obvia que le corresponde a cualquier jefe político de un sector se suma el hecho de que Cabanillas dio una lección sobre cómo no salir de un ministerio, pues lo que ella hizo solo contribuyó a agravar las cosas, incluyendo la irritante autocondecoración con el corazón policial y el intento de eludir la responsabilidad. Y luego vino su participación en el intento de pasar la ‘ley mordaza’. Algo muy diferente a lo que hizo, por ejemplo, Yehude Simon para reconstituir un poco su imagen durante sus días finales en la PCM.

Por su parte, el paso de Del Castillo por el gabinete ministerial tuvo un final estrepitosamente parecido al de su archirrival en el Apra al tener que ser retirado del mismo luego de conocerse su participación en los bochornosos incidentes alrededor de la suite de Fortunato Canaán, de la cual él era un habitué.

Esa interpretación de que la responsabilidad por una irregularidad cometida como ministro se borra con la pérdida del fajín, no tiene sentido. Pero la obvia pérdida de prestigio de Del Castillo y Cabanillas crea la oportunidad para el avance de nuevos liderazgos en el partido. Quizá no le falte razón a Víctor Andrés García Belaunde cuando dice que esta puede ser la hora de “los jotitas del Apra”.

LA REPUBLICA

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