25.8.09

El impacto de las declaraciones de García

La extensa entrevista concedida por el presidente de la República, Alan García, al diario “La Tercera”, de Santiago de Chile, publicada el domingo último, ha causado, como era de esperarse, inmediatas e incluso exageradas reacciones en los altos niveles de gobierno, tanto en Santiago como en La Paz. Según el canciller chileno, Mariano Fernández, nuestra demanda ante la Corte Internacional de Justicia es innecesaria, pues pretende que los tratados sobre pesquería de 1953 y 1954 tienen carácter limítrofe, lo cual no se ajusta a la verdad. El presidente Alan García, una vez más, ha dicho que acudir a la corte de La Haya es precisamente el camino que se debe emplear para obtener una solución pacífica, justa, que nadie pueda tildar de interesada. Los magistrados del Tribunal Internacional “que no tienen recuerdos del pasado ni de los conflictos juzgarán de manera fría y racional este tema. Y nosotros —añade García— acataremos lo que diga la corte y estoy seguro de que Chile también, porque es una sociedad muy inteligente”.

El contencioso que se viene dirimiendo en La Haya es bilateral, entre el Perú y Chile, y, por lo tanto, Bolivia no tiene por qué intervenir ni mucho menos sentir que sus deseos de una salida soberana al mar son agredidos.

Ese asunto compete exclusivamente a Chile y Bolivia y, de acuerdo con el Tratado de Lima y su protocolo complementario, firmados el 3 de junio de 1929, entre los gobiernos de Chile y el Perú (artículo 1 del documento mencionado en último término), se dice a la letra: “Los gobiernos de Chile y el Perú no podrán, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios que, en conformidad con el tratado de esta misma fecha, quedan bajo sus respectivas soberanías, ni podrán, sin ese requisito, construir a través de ellos, nuevas líneas férreas internacionales”.

Si Chile y Bolivia llegaran a encontrar una fórmula que otorgara una salida soberana al mar a este último país, por territorios que antes de la contienda de 1879 pertenecieron al Perú, dicho arreglo debe comunicarse al Perú para, previo acuerdo de nuestro país, tener validez. Si llegara el caso, no cabe una consulta, pues la consulta solo puede tener dos respuestas: afirmativa o negativa y, como todos sabemos, los asuntos de carácter diplomático no se limitan a una dicotomía de blanco o negro, sino que normalmente tienen variados matices que se van perfilando en las correspondientes negociaciones.

El presidente García asume que Chile y Bolivia han llegado a un acuerdo sobre el asunto de la salida al mar del país altiplánico y no lo dan a conocer. Tanto el canciller chileno, Mariano Fernández, como el presidente Evo Morales, primero negaron el acuerdo, pero luego han reconocido que sí hay una agenda bilateral de trece puntos de carácter reservado y en el cual solo han logrado un preacuerdo sobre el uso de aguas del río Silala. Morales, sin embargo, con su peculiar y vehemente lenguaje, cargado de adjetivos, ha tildado al presidente García de “procapitalista y proliberal al cien por cien”. También lo llama sumiso a Estados Unidos en una evidente réplica a lo dicho por García cuando afirma: “Me imagino que Evo Morales tiene acuerdos de gobierno a gobierno con Chile y por eso es tan respetuoso. Y yo diría que es hasta obsecuente con Chile”. Como vemos, Morales lleva este tema a un ámbito de política internacional en la región.

En resumen, se han levantado olas con argumentos que ya han sido rebatidos o explicados en diferentes oportunidades.

El Perú desea mantener con Chile relaciones normales en todos los ámbitos, sobre todo el económico. El contencioso de La Haya corre por cuerda separada, como señala el lenguaje jurídico. El Perú no quiere una pugna con Chile, sino una leal y estimulante competencia de la cual, a la postre, ambos países saldrían beneficiados en el ámbito económico y tecnológico.

Dentro de pocos días tendrá lugar en Argentina la cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Esperemos que estas escaramuzas diplomáticas causadas por la susceptibilidad del Gobierno Boliviano, y también las reticencias del Gobierno Chileno, no sean motivo para generar un clima de crispación en un encuentro de mandatarios que debe buscar acuerdos justos en beneficio de nuestras naciones.


EL COMERCIO

No hay comentarios: