31.8.09

Estrellitas que sacan chispitas

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

Cómo malograr la lucha contra la anemia infantil.

Entre las muchas cosas buenas de salir de Lima de vez en cuando está la posibilidad de enterarse de asuntos que en la capital pasan desapercibidos pero que en algunas regiones –como Ayacucho, donde acabo de estar– pueden convertirse en factores innecesariamente perjudiciales para la ejecución de políticas públicas fundamentales como la lucha contra la anemia nutricional infantil (ANI).

El problema entre manos es muy grave. La ANI la sufre el 56.8% de niños menores de tres años, afectando tanto a las zonas urbanas (53.3%) como rurales (61%). Las regiones más afectadas son Huancavelica (66.9%), Ayacucho (64.6%) y Apurímac (64.2%). Cuando este indicador supera el 40% se considera internacionalmente un ‘problema severo de salud pública’.

La falta de nutrientes en un niño limita su capacidad física, intelectual, social y emocional, produciendo desnutrición crónica y anemia, lo cual limita su capacidad de relacionarse con el entorno y de aprovechar las oportunidades de aprendizaje.

A pesar del gran progreso experimentado en el Perú en los últimos años, entre 2000 y 2007 la anemia solo se redujo en cuatro puntos por la dificultad para la cobertura de nutrientes suplementarios y porque esto se hacía mediante sulfato ferroso, cuyo horrible sabor produce el rechazo de los niños.

Ante ello, ahora se van a distribuir los ‘multimicronutrientes’, que son fáciles de ingerir y no tienen sabor. Acá se han usado en Ica post terremoto, permitiendo reducir ahí la ANI en diez puntos porcentuales. Con la participación de los ministerios de Salud y de la Mujer, Pronaa, Juntos y Wawa Wasis, y el apoyo de la cooperación internacional de PMA, Unicef y OPS/OMS, se va a entregar diez millones de sobrecitos en Ayacucho, Apurímac y Huancavelica para más de cien mil niños de seis a 35 meses.

Hasta ahí todo muy bien, pero el gobierno aprista no tuvo mejor idea que hacer cambiar los envases de los sobrecitos que venían como ‘chispitas’ para convertirlos en ‘estrellitas’. No está mal que un gobierno reciba el cariño de la gente, pero es inadmisible e inmoral que, por lograrlo, arriesgue un programa clave. No solo eleva el costo por el reembolsado, sino que, al politizarlo, puede producir rechazo social y afectar su sostenibilidad futura: dependiendo del resultado, ¿el próximo gobierno entregará escaleritas, ollitas o naranjitas, en lugar de estrellitas?

Alguna comisión del Congreso debería pedirle una explicación a la ministra Nidia Vílchez o, al menos, el Consejo Consultivo de temas sociales del Mimdes, que se instala hoy a las 10 a.m. ,podría debutar sugiriéndole que no politice de un modo tan absurdo programas fundamentales como este contra la anemia infantil.

LA REPUBLICA

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