29.8.09

Este barrio en el que vivimos

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.pe

Ecos de la cumbre de Unasur en Bariloche.

AYACUCHO.- En contra de la mayoría de pronósticos que preveían que la cumbre extraordinaria de Unasur estaría al ‘rojo vivo’, la sesión de ayer en Bariloche solo dejó ver a algunos rojos que se quieren pasar de vivos, en un contexto en el que fueron más evidente las diferencias entre varios presidentes que –incluido el peruano– ya no se preocupan por ocultar sus discrepancias crecientes.

La cumbre de Bariloche le sirvió a Alan García para reforzar su cercanía política con Álvaro Uribe; para reforzar el hecho de que, no obstante las diferencias, tiene una relación cordial con Rafael Correa y hasta con Michelle Bachelet; y para marcar distancia con Evo Morales y Hugo Chávez.

La verdad es que la intervención del presidente García estuvo muy bien puesta, bien centrada y permitió no solo precisar la posición peruana en el tema caliente del armamentismo en la región –el motivo central de la cita de Bariloche– sino meterles su ‘patadita’ al boliviano y al venezolano.

Sin mencionarlos, les hizo una invocación al respeto personal y a Chávez en particular le recordó que, a pesar de su profusa y huachafa retórica antiimperialista, él administra una diligente estación de petróleo para Estados Unidos, así como lo mal que se ven sus ‘lanzadas’ en público a una mujer casada –y bien al bótox– como la aún guapachosa Cristina Kirchner.

Pero en materia de relaciones exteriores, el interés principal del Perú no anda ahora tanto por las bases militares de Colombia sino por el flirteo en marcha, y ya un poco descarado, entre Bachelet y Morales y que García –actuando como una Magaly Medina de la diplomacia– ampayó y vociferó en la aún recordada entrevista de La Tercera, en una jugada francamente de lujo y cuyo impacto recién se está haciendo notar.

En este sentido, entre todos los comentarios y análisis de la intención y consecuencias de la declaración de Alan García al medio chileno, lo cual ha llenado varias páginas y paginotas –algunas bien aburridas–, en la prensa peruana, lo más inteligente ha sido –para mi gusto– la columna de Carlos Reyna publicada el miércoles en este diario: Doble gol bajo la mesa.

Adrede o de leche, Reyna sostiene que el presidente García les metió un golazo a Morales y Bachelet al poner encima de la mesa el tema de la salida al mar que ambos vienen negociando –debajo de la mesa– y que ahora tendrán que confrontarlo, en pleno proceso electoral, ante opositores y candidatos de sus respectivos países, quienes lo usarán como bandera política, lo cual probablemente reavivará la tensión entre Chile y Bolivia. Nada mal, ¿no?

LA REPUBLICA

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