29.8.09

Desinformación

Este viernes 28 de agosto se cumplen seis años de la presentación del informe final de la llamada Comisión de la Verdad y Reconciliación CVR. Por enésima vez de seguro vamos a escuchar los lamentos, frustraciones y críticas de la progresía caviar, por ejemplo, criticando el programa de reparaciones puesto en ejecución por la Presidencia del Consejo de Ministros, que dicho sea de paso fue diseñado y elaborado por los mismos colorados que integraran la CVR. Es característico el estilo mezquino y fariseo de la izquierda elegante que auspicia a las ONG de derechos humanos, así como su glotonería para pedir más y más venganzas contra el Estado, como lo prueba su sistemática persecución y ensañamiento contra los soldados y policías peruanos, quienes inclusive en medio de abusivos procesos penales abiertos en su contra combaten al terrorismo en el VRAE. En ese sentido, días previos al sexto aniversario del informe de la CVR algunos voceros y amanuenses de las ONG IDL, Aprodeh u otras similares, han empezado a enfilar baterías contra las “reparaciones colectivas” –botín del cual en el fondo insisten en participar en su reparto, con la intención de exhibirse como mecenas con dinero de los contribuyentes–, no obstante que hace dos años el gobierno viene atendiendo este programa entregando los fondos –por fortuna– directamente a las comunidades campesinas.

La causa de la protesta de la izquierda de salón es pues por exclusivo interés económico y político. La progresía pretende que el Estado atienda solo a sus patrocinados, o a aquellos comuneros cuyos reclamos pertenecen a casos emblemáticos que suelen servirles para entusiasmar a sus donantes en EE UU o Europa, con el fin de agenciarse de más donaciones millonarias. La izquierda elegante solo pondera a favor de sus clientes, a quienes asesora incluso bajo la expectativa de recibir honorarios de éxito o pactos de cuota litis. Sin embargo esa izquierda no muestra un ápice de preocupación por el grueso de las víctimas del terrorismo. Es decir, deja de lado a viudas, huérfanos y familiares cercanos de las autoridades locales, los ronderos, los miembros de los comités de autodefensa, los funcionarios públicos, los militares y policías, los ciudadanos apristas asesinados por los sanguinarios senderistas o emerretistas, etc.

La razón es clara: el negocio está en los contadísimos casos donde hubo excesos de algunos miembros de las FF AA y Policiales, pues configuran la posibilidad de ganar emolumentos gestionando sentencias favorables de la progre Corte Interamericana de Derechos Humanos, que asignan millonarias indemnizaciones de las cuales muchas veces –por lo bajo– las ONG patrocinadoras de los beneficiarios reciben un porcentaje. Esta es la moral postiza de las ONG de derechos humanos, gremio monopolizado por el marxismo reciclado en academicismo de salón.

Pero estos sectores de la izquierda, en vez de servir de soporte a la Secretaría Ejecutiva de la Comisión de Alto Nivel para Políticas de Paz, Reparación y Reconciliación (CMAN), se dedican a despotricar de las reparaciones que, por valor de más de S/. 87 millones, se vienen entregando a comunidades como Lucanamarca, Huaychao, Putacca, Marccaraccay, etc., zonas que sufrieran decenas de ataques e incursiones senderistas, pereciendo miles de humildes pobladores integrantes de sus comités de autodefensa, e incluso niños de corta edad en venganza porque rechazaron a Sendero Luminoso o al Mrta. Aún más, el CMAN está llegando a lugares jamás pisados por las ONG progre, esas que sólo repiten una y otra vez los nombres Accomarcca o Putis, pero sin decir que a sus víctimas el Estado ya las atendió, e incluso mintiendo al negar que el gobierno sigue asistiéndolas mediante los programas de reparación rotatoria. Típica desinformatzia marxista.


EXPRESO

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