27.8.09

Chavismo y Bariloche

En la reciente cumbre de Quito, los líderes sudamericanos prefirieron no pronunciarse sobre la instalación de bases militares estadounidenses en Colombia. Pero Hugo Chávez no quedó contento y el ucase partió nuevamente desde su programa de TV “Aló presidente”, en el que llamó a sus huestes a romper relaciones diplomáticas con Bogotá.

Recordemos que ya la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, se había mostrado solícita con la estrategia chavista al ofrecerse como anfitriona de la reunión extraordinaria de Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) que se realizará el 28 de agosto en Bariloche, cenáculo donde se retomaría el debate sobre la cooperación militar colombo–estadounidense.

Puestas así las cosas, lamentamos que una vez más ese incordio regional llamado Hugo Chávez, reelecto presidente de Venezuela, persista en proyectar a los demás miembros de Unasur sus fobias, complejos y caprichos. Esta vez al desconocer la soberanía y autoridad de un país amigo nuestro como Colombia. Y, como suele hacerlo, Chávez se vale de un petardista –como siempre fue el líder cocalero Evo Morales– para hacer que éste reitere su pedido –antes lo hizo en Quito– de condenar al presidente Álvaro Uribe por su alianza con los EE UU. Es decir, tanto el mandamás venezolano, como el del Alto Perú, olvidan que todo país es libre de suscribir con quien quiera Acuerdos de Cooperación en Materia de Defensa, o sobre los asuntos que fueren.

La protesta prepotente del chavismo debe ser enérgicamente rechazada por la comunidad sudamericana, pues constituye una forma retrógrada e intolerable de injerencia e intervencionismo en asuntos internos de otros Estados. En Colombia la democracia tiene enemigos jurados como el narcotráfico y las FARC y, según las reglas democráticas, esa nación está en libertad de realizar convenios en materia de seguridad, tal como lo viene haciendo con Washington. Máxime cuando se comprueba el intenso contrabando de armas promovido desde Venezuela para favorecer a los grupos genocidas de farcistas y narcotraficantes. Al respecto Hugo Chávez tiene mucho que explicar no sólo a Colombia o Suecia sino a la comunidad internacional. Pero como buen dictadorzuelo, prefiere lanzar cortinas de humo para no esclarecer los hechos de este temerario contrabando destinado a apertrechar a asesinos, secuestradores y terroristas en medio de la región sudamericana.

Esperamos que en Bariloche prime el sano criterio de la mayoría de presidentes sudamericanos, antes que los complejos y arbitrariedades de Chávez y su pandilla, quienes –cada vez más fuera de sí– aducen que el acuerdo militar entre Bogotá y la Casa Blanca “es una declaración de guerra contra la revolución bolivariana" amenazando que ya no “va a seguir con medias tintas". Pero ese mismo estilo grosero y desestabilizador de la región es copiado por otro insolente: Evo Morales, ventrílocuo o títere chavista quien sostiene que es "obligación de Unasur salvar al pueblo colombiano de los militares norteamericanos". ¡Por Dios, qué es esto! Dejemos al ciudadano de Colombia que decida lo que conviene a su seguridad. Y respaldemos al presidente Álvaro Uribe ante la OEA, foro multilateral que –por culpa de su secretario general, el reeleccionista José Miguel Insulza– lamentablemente permite injerencias en otras naciones, como de manera impune acostumbra hacerlo esa Venezuela castrista que encabeza Hugo Chávez.

EXPRESO

No hay comentarios: