26.8.09

Bariloche: las armas sobre la mesa

Por Mirko Lauer
mlauer@larepublica.com.pe

Este viernes habrá una reunión de presidentes de UNASUR en Bariloche, Argentina, para discutir temas militares. La inquietud central es esencialmente la misma que en la cumbre de Quito hace dos semanas: el acceso de EEUU a bases colombianas dentro del nuevo programa Global en route strategy lanzado en abril de este año.

El clima ha cambiado un poco. La condena cerrada de un grupo de países al gobierno de Uribe ha cedido el paso a una fórmula de transacción: reconocer el derecho de Colombia a firmar acuerdos militares con EEUU, pero a la vez pedirle garantías de que el esquema no será utilizado para agredir a terceros países.

La fórmula estaría en la línea expresada por el Canciller de Brasil Celso Amorim para Folha de Sao Paulo, en el sentido de que “lo que nos preocupa es una presencia militar fuerte de EEUU cuyos objetivos y capacidad tengan el potencial de ir más allá de las necesidades internas de Colombia”.

Se da por descontado que habrá acuerdo en estos términos limitantes. Sin embargo Bogotá exige que se incluya en la agenda narcotráfico y tráfico de armas como temas militares a ser discutidos, y es probable que lo logre. Pero es poco probable que todo esto calme las preocupaciones militares de la región.

Es sintomático que una hoja informativa para clientes de un banco de inversión como Barclays Capital deba precisar que “No hay vientos de guerra en América Latina. No está en una carrera armamentista, y no se espera una en el futuro inmediato. El porcentaje del PBI en gasto para defensa es parecido al de los países del G7”.

Sin embargo las mutuas recriminaciones entre gobiernos de la región muestran un crescendo de asperezas, con cada vez más frecuentes alusiones al uso de la fuerza. Hugo Chávez inauguró el estilo (incluso movió tropa a la frontera con Colombia el año pasado), y Rafael Correa lo ha seguido hace un par de meses.

Una pregunta que flota en el aire es hasta dónde se pueden deteriorar las relaciones entre países de la región sin desembocar en un choque armado. Pues si bien nadie está vaticinando guerras propiamente dichas, un conflicto fronterizo breve y circunscrito ya no puede ser descartado de plano en los pronósticos.

Nótese que la mayor presencia de los EEUU en Colombia coincide con palabras de Washington en el sentido de que no tiene el menor interés por arbitrar nada en la región. Pero una capacidad operativa suele tener su propia elocuencia, y será un importante convidado de piedra en la reunión de Bariloche, a la que Barack Obama invitado no quiso asistir.

LA REPUBLICA

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