26.8.09

La delgada línea de mando

Toda operación de tipo militar requiere tanto de un planeamiento adecuado, así como de jefes que estén claramente al mando. No hay espacio para la improvisación ni para la iniciativa individual cuando no está definida la estrategia que debe seguir el esfuerzo colectivo. Cuando una operación militar o policial no está bien diseñada, ni liderada, el resultado es usualmente trágico en vidas humanas. Ese fue, evidentemente, el caso en Bagua.

Incluso a medida que se van conociendo detalles de las horas previas al desalojo de la 'Curva del Diablo’, se va dibujando una figura de gran negligencia en los mandos. No hubo un reconocimiento aéreo previo que fuera adecuado, los generales a cargo parecen haber arribado al lugar donde se encontraban sus efectivos solo horas antes de iniciar el operativo, y lo hicieron luego de pasar parte del día celebrando el cumpleaños de uno de ellos.

Asimismo, el grupo de refuerzo liderado por el general que fue homenajeado llegó a la zona en conflicto con una hora de atraso, cuando la matanza de sus compañeros ya se había llevado a cabo. Finalmente, a ninguno de los generales se le ocurrió informar del inicio de la operación a los más de 30 efectivos que estaban prácticamente secuestrados por nativos en la estación de bombeo del oleoducto y que, luego, 12 de ellos fueron brutalmente asesinados.

Es innegable que la operación se llevó a cabo de manera apresurada y que no hubo una preparación adecuada. Sin embargo, los generales a cargo sí tuvieron tiempo de celebrar un santo. Son realmente inexplicables las prioridades que parecen tener los altos mandos policiales, y no es sorpresa, por tanto, el grado de desmoralización que existe en el personal policial.

Sin embargo, luego de su desastrosa dirección, los generales en cuestión fueron felicitados por la entonces ministra del Interior quien, a su vez, recibió una condecoración de la Policía. Es decir, un sector en el que todos están satisfechos de su actuación pese a la tragedia.

Es por ello que la investigación sobre lo que realmente ocurrió en Bagua debería ser encomendada al Congreso o a algún grupo independiente, ya que es difícil creer que pueda realizar un informe objetivo de los hechos una entidad que, con un equivocado espíritu de cuerpo, felicita y condecora con ligereza por sucesos que deberían ser motivo de vergüenza institucional.

PERU21

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