25.4.09

Candelejones (I)

Nuestra solidaridad con el amigo y colega Aldo Mariátegui, blanco de feroces críticas por sus columnas y nota informativa sobre los horrores ortográficos de la legisladora Hilaria Supa. No nos gusta el cargamontón, y menos cuando viene de sectores “políticamente correctos” que se creen ungidos por algún poder superior para ser árbitros de todo lo humano y lo divino.
Mariátegui tiene todo el derecho de escribir lo que le venga en gana en su columna. Su estilo frontal y desenfadado puede gustar o disgustar (a nosotros nos gusta) y nadie puede censurarlo por opinar que los congresistas deberían tener mejor nivel académico. El delito de opinión no existe, estimados otorongos.

Y respecto a la portada y la nota interior de Correo, ahí no hay violación de intimidad que valga. El Parlamento es un recinto público. Los medios tienen absoluto derecho a tomar las fotos que les venga en gana para informar a la ciudadanía, porque cada minuto que pasan allí los congresistas lo pagamos con nuestros impuestos.


Y eso de que el Congreso debe ser fiel reflejo de la Nación hay que tomarlo con pinzas y situarlo en su debido contexto. Si llevamos ese argumento al extremo, entonces que elijan asaltantes, secuestradores, violadores, mendigos y prostitutas, que esta gente también es parte del “Perú real”. No pues. Debe escogerse lo mejor de cada región del país. Y para eso, como ha dicho Aldo y suscribimos, hay que subir la valla.

Pero así son los progres. Hipócritas y paternalistas. Una verdadera plaga, aquí y en todas partes. Miren nomás cómo ahora en Estados Unidos los caviares gringos se rasgan las vestiduras porque Condoleezza Rice, cuando en el 2002 era Consejera de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, estuvo de acuerdo con que la CIA utilizara los llamados “métodos alternativos de interrogatorio” en el caso de sospechosos de terrorismo.

¿O sea que a terrucazos como los cabecillas de Al Qaeda Abu Zubaydah y Abd Al Rahim alNashiri –que tenían información sobre atentados que iban a costar la vida de miles de ciudadanos– debían llevarles en una bandeja de plata jugo de naranja, huevos revueltos, tostadas y café, a ver si así confesaban? No sean candelejones. A los terroristas no les corresponden las protecciones de la Convención de Ginebra, porque no son miembros de organizaciones militares formales.

Pero ahora existe una fuerte presión de los liberales gringos y de algunas ONG para que sean juzgados los funcionarios que justificaron los procedimientos y los agentes que participaron. Grupos de defensa de derechos humanos y varias ONG han criticado la decisión de Barack Obama de proteger a los interrogadores de la CIA, porque, dicen, las acusaciones en su contra son necesarias para la rendición de cuentas por los responsables. ¿Les suena conocida la historia? ¿No leyeron ya este libreto? El lunes seguimos con el tema...


la razon

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