El debate esta semana se centrará en la exoneración de deducciones a las gratificaciones, así como en la liberalización del uso de la CTS este año. Ambas propuestas argumentan la necesidad de incrementar la disponibilidad de recursos en manos del trabajador, y así aumentar su capacidad de gasto. Una primera impresión es que se están planteando medidas de emergencia cuando el país aún no está pasando por una situación extrema. En realidad, no hay urgencia para apresurarse sin profundizar en la evaluación. Pero la segunda incómoda sensación es que nuevamente se están buscando “soluciones” de corto plazo o, mejor dicho, parches y distorsiones para evitar tocar el tema de fondo, que es la desastrosa situación de la población en edad de trabajo, 65% de la cual no tiene empleo formal debido a la absurda legislación laboral.
Es reflejo de esa enrevesada regulación que el año tiene 14 meses para efectos de salario, cuando se debería más bien aprovechar la discusión para corregir esa distorsión e integrar las gratificaciones al sueldo del trabajador, pagándolo 12 veces al año. Por otro lado, los altos costos de Essalud o el nivel de las comisiones de las AFP no van a ser solucionados con esa exoneración temporal. Lo que se debe buscar es reducir de manera permanente las cargas al trabajador, y de ese esfuerzo no veo motivo para excluir el Impuesto a la Renta que cobra el Estado. Debe ser motivo de alarma y preocupación que el 63% del costo que representa cada trabajador para el empleador, no lo recibe este directamente. Por ello no es sorprendente el alto nivel de informalidad.
En lo que respecta a la CTS, este esquema fue creado a raíz de la hiperinflación, cuando el sector privado estaba quebrado y el mercado de capitales no se había desarrollado. Sin embargo, ya cumplió su función de proteger al trabajador cuando no existía alternativa. Ahora debería ser reemplazado por un seguro de desempleo que es más completo. Por tanto, sería conveniente evaluar la eliminación de las CTS a partir de junio del próximo año, cuando ya se podría contar con un seguro desarrollado. En ese momento se podría liberar el uso de los últimos depósitos de mayo de 2009, que es cuando la crisis sí se sentirá en el ingreso del trabajador y tendría más impacto. Ojalá en esta ocasión se busque una solución al desastre y no simplemente poner otro parche.
PERU21
Es reflejo de esa enrevesada regulación que el año tiene 14 meses para efectos de salario, cuando se debería más bien aprovechar la discusión para corregir esa distorsión e integrar las gratificaciones al sueldo del trabajador, pagándolo 12 veces al año. Por otro lado, los altos costos de Essalud o el nivel de las comisiones de las AFP no van a ser solucionados con esa exoneración temporal. Lo que se debe buscar es reducir de manera permanente las cargas al trabajador, y de ese esfuerzo no veo motivo para excluir el Impuesto a la Renta que cobra el Estado. Debe ser motivo de alarma y preocupación que el 63% del costo que representa cada trabajador para el empleador, no lo recibe este directamente. Por ello no es sorprendente el alto nivel de informalidad.
En lo que respecta a la CTS, este esquema fue creado a raíz de la hiperinflación, cuando el sector privado estaba quebrado y el mercado de capitales no se había desarrollado. Sin embargo, ya cumplió su función de proteger al trabajador cuando no existía alternativa. Ahora debería ser reemplazado por un seguro de desempleo que es más completo. Por tanto, sería conveniente evaluar la eliminación de las CTS a partir de junio del próximo año, cuando ya se podría contar con un seguro desarrollado. En ese momento se podría liberar el uso de los últimos depósitos de mayo de 2009, que es cuando la crisis sí se sentirá en el ingreso del trabajador y tendría más impacto. Ojalá en esta ocasión se busque una solución al desastre y no simplemente poner otro parche.
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