26.4.09

¿Realmente merecemos esto...?

Por: Fernando de Szyszlo Artista

Es imposible no sentirse orgulloso —cuando uno esta fuera del país— de la imagen que ahora proyectamos. No importa el país, la entidad evaluadora o el medio de comunicación que haga el balance, no se oyen sino alabanzas de la marcha de nuestra economía, del progreso que se advierte por doquier en el Perú y se escuchan también temperados pero auspiciosos augurios sobre cómo nos afectará la crisis que hoy preocupa e intranquiliza tanto a las más desarrolladas economías del mundo.

Ni el más pesimista puede negar los enormes avances que hemos tenido en estos últimos diez años, de lo que dan testimonio visual no solamente nuestras ciudades —Lima que crece con una pujanza incontenible y lo cuidados que se ven sus parques y avenidas— sino más importante aun el desarrollo de los conos con sus grandes centros comerciales que le hacen estrecha competencia a los mejores de la capital. Por otro lado basta salir a los campos de la costa para comprobar cómo la agricultura ha crecido y se ha modernizado y ya no es únicamente agricultura sino agroindustrial porque no solamente producen los vegetales sino los preparan, embalan y despachan a sus numerosos clientes en diversas partes del mundo.

Desgraciadamente esa maravillosa realidad tiene una contraparte, esa medalla tiene un reverso. Vivir en el Perú produce una visión en la que no todo son las luces que vemos desde fuera.

Nadie que piense seriamente en nuestra circunstancia deja de ser consciente de que el año 2011 será gravitante y decisivo para nuestro desarrollo y que de continuar en la misma dirección daremos los pasos necesarios para alcanzarlo.

El 2011 comprobaremos si las nuevas clases medias de la capital y las provincias prosiguen su desarrollo y crecimiento o si en cambio vencen los que quieren otra vez partir de cero: siempre buscando el poder escudados en la pobreza de ciertas áreas a las que no se les ha prestado hasta ahora la ayuda que necesitan. Pero es evidente que esos grupos necesitan que esos bolsones existan para, a través de su promoción, no suprimir la miseria sino alcanzar su verdadera meta que es el poder.

El Congreso se agota en discusiones banales cuyo propósito en la mayoría de los casos no es la búsqueda de lo que es mejor para el país sino lo que es conveniente para el partido del congresista, cuando no son las interminables acusaciones sobre faltas de conducta que desgraciadamente han abundado.

El Poder Judicial tarda tanto en dar sus fallos que se ve obligado a dejar en libertad, enviar a la calle a peligrosos delincuentes por exceso de carcelería.

La existencia de una periodista que ha hecho su nombre a costa de descubrir infidelidades y pecadillos de gente de la farándula y el deporte no es sorprendente en una ciudad de 8 millones de habitantes, eso sucede en todas las ciudades grandes del mundo, lo que es inusitado es que las encuestas la den como el personaje más popular del año, que una comisión del Congreso la distinga con una medalla y el alcalde de una ciudad de provincia la declare huésped ilustre.

De otra parte creo sinceramente que los medios deberían tomar las encuestas con un poco más de seriedad y no encargar todas las semanas unas encuestas en que, al proporcionar los nombres de las personas a escoger ya influyen en los resultados. Marshall McLuhan ya dijo hace algunos años que el medio es el mensaje.

A dos años de las elecciones no necesitamos saber cada 15 días por quién votará la gente, sobre todo si le sugerimos los nombres, necesitaríamos saber cuáles son los planes que los futuros candidatos nos deben proponer. En general el resultado ha sido que una vez conseguida la nominación se venden al mejor postor los asientos en las cámaras lo que produce el nivel de los congresistas que tenemos a la vista.

En el caso de las elecciones del 2011 y los posibles candidatos la cosa es más complicada.

Las candidaturas de la señora Lourdes Flores y del señor Ollanta Humala, ambos reincidentes, sin éxito, tienen derecho de volver a ser planteadas, aun si sabemos la irremediable catástrofe que el triunfo del segundo nos promete. Un análisis desapasionado les otorgaría pocas posibilidades. La candidatura de Pedro Pablo Kuczynski, para mi entender la más atractiva, no parece todavía concretarse.

Pero hay dos casos sobre los que me es imposible no llamar la atención: Otra candidata sería la hija del ex presidente quien fuera el autor del golpe de Estado a la misma democracia que lo había llevado al poder, que corrompió todos sus estamentos, que se arrogó el poder para, en combinación con su socio, el señor Montesinos, decidir y ordenar la campaña a sangre y fuego con que combatió la salvaje insurgencia senderista, con los mismos reprobables métodos que usaban los terroristas. Esta persona ha sido condenada a 25 años de cárcel en un fallo ejemplar que servirá de precedente por su limpieza, contundencia y equidad no solamente en nuestro país, sino en el continente y en el mundo. Sin embargo, resulta ahora que la hija de ese señor después de habernos amenazado con toda clase de disturbios si extraditaban a su padre y más tarde, con la misma prepotencia, nos amenazó con disturbios callejeros si la corte lo condenaba y sin otro título que el haber usufructuado de la dictadura, pretende ser ahora, con la ayuda de sus “compañeros de viaje”, pretende, repito sin ningún otro título, ser presidenta de la República del Perú. Hasta el día de hoy su programa en caso de llegar al poder consiste en indultar a su padre. ¿Merecemos esto…?

Un general retirado que fue honrado con el más alto cargo en su profesión. Que desde que ejerció su jefatura se empeñó en dar una imagen por lo menos curiosa, sin darle importancia a la categoría de su investidura y que al poco tiempo con unas declaraciones destempladas que dificultaron seriamente el manejo de nuestra política exterior y que invoca a los más elementales y desinformados instintos populares usando un lenguaje entre insultante, grotesco y vulgar para despertar sentimientos que si todavía existen deberían estar enterrados. Sin duda que sus presentaciones a lo que recuerdan es a los programas cómicos de la televisión. Este caballero pretende ser candidato a la más alta magistratura. ¿Merecemos esto…?


el COMERCIO

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