27.4.09

Hilaria Supa, la discriminación y la Nación

MANUEL RODRIGUEZ CUADROS


El Perú en su constitución republicana es un país de mestizos. De mestizos con ascendencia indígena en su gran mayoría, y de mestizos de ascendencia europea en ostensible minoría. Es una sociedad multiétnica y pluricultural. Y ésa es su riqueza demográfica. Manuel González Prada burlándose de quienes en el siglo XIX se creían distintos al mestizaje, escribió en un triolet: “Aquí yace Carlos Oblongo/ de pura estirpe latina, su padre vino del Congo/ su madre nació en la China”. Sus versos reflejan antes que el racismo el drama de la esquizofrenia cultural de los mestizos racistas de la época.

Quienes construyeron Machu Picchu o elaboraron el calendario astronómico-agrícola conocido como “Líneas de Nasca”, en enorme expresión de sabiduría, ciencia y desarrollo tecnológico, están más cerca de Hilaria Supa que de quienes vieron estirpe latina en Carlos Oblongo. Eso nunca hay que olvidarlo.

Uno de los componentes más oprobiosos del problema peruano ha sido y es el racismo y la discriminación de unos mestizos privilegiados por el poder, la economía y la educación sobre la gran mayoría de mestizos que desde el hecho colonial y más aún con la república han sido marginados, discriminados, excluidos y agredidos cotidianamente por la xenofobia.

Ésta es una de las heridas de nacimiento de la sociedad peruana, aún no saldada y menos sanada. Y es al mismo tiempo uno de los puntos más trascendentes de la agenda democrática de nuestros días: acabar con la discriminación racial, terminar con la xenofobia, liquidar la exclusión.

Los peruanos y peruanas y especialmente quienes creemos en las libertades, los derechos, la democracia y la solidaridad social como ethos colectivo de la nacionalidad, tenemos la tarea y el desafío de cancelar el hecho hiriente que la pobreza se herede en el Perú y que tenga rostro étnico y cultural.

Con un titular propio del siglo XVI -con la indulgencia de las leyes de indias- el diario “Correo” ha puesto en el tapete nuevamente la cuestión esencial del racismo y la xenofobia en la sociedad peruana del siglo XXI.

Hilaria Supa además de congresista en toda su dignidad y capacidad, pertenece a una minoría bilingüe del Perú. A un sector de la sociedad que tiene la fortaleza cultural de hablar dos idiomas. La mayoría sólo habla el español, por la precariedad del sistema educativo.

Pero Hilaria Supa, además de hablar dos idiomas, tiene la riqueza cultural de haberse socializado en el quechua como lengua materna y haber aprendido el español como segunda lengua. Esta destreza le otorga capacidades privilegiadas para comprender la realidad nacional y representar con orgullo, dignidad y eficiencia a millones de bilingües quechuahablantes que cargan en su pobreza el peso acumulado de más de quinientos años de discriminación.

Hay que pensar en normas de acción positiva en la representación parlamentaria de las poblaciones originarias. En no una sino en muchas Hilarias Supa en el Congreso de la República.


LA PRIMERA

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