Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe
La perspectiva electoral del fujimorismo
La encuesta de intención de voto divulgada por Ipsos-Apoyo, con Keiko Fujimori a la cabeza con un 25% que significa un alza de tres puntos en el último mes –y no de seis como aclaró ayer Alfredo Torres, el responsable del sondeo–, ha llenado de ilusión a los cada vez más estridentes fujimoristas que quieren ver en ese resultado el anuncio de su vuelta a Palacio y de la liberación, por la vía del indulto, de su condenado líder.
Ir adelante en una encuesta es, sin duda, señal de que Keiko Fujimori va bien pero, a exactamente dos años de la próxima elección, digamos que es un poco prematuro para destapar las botellas de champagne con que algunos ya quieren celebrar, o de inflar portadas que parecen cargadas de ese pensamiento ilusorio que los gringos llaman wishful thinking.
A favor de la ya lanzada candidata Keiko Fujimori está, para empezar, la empatía personal que ella proyecta en la mayoría de sus presentaciones periodísticas y que la diferencian del tono agresivo-achorado de muchos fujimoristas. Tiene, además, una buena formación académica, aunque eso lo deberá explicar en la campaña pues todo apunta a que la financió con la beca ‘el pueblo peruano es bien lorna’.
Asimismo, Keiko Fujimori contará con el respaldo de un sector de medios de comunicación –su candidatura ya ha estado en tres diarios de manera entusiasta– y una parte del sector empresarial que anda en actitud de ‘¡Tora!, ¡Tora!, ¡Tora!’ para sacar al ex presidente de la prisión.
Pero, sin duda, la mayor fuente de su potencial caudal político es ser hija de su padre. Hasta el momento, su única promesa electoral es ‘liberar a papá’, en una figura que sería algo así como ‘no es amor al chancho sino al chicharrón’.
Por un lado, algo incorrecto y poco ético hay en la propuesta de querer indultar a alguien a quien la justicia ya condenó –en un proceso justo y transparente– por participación en asesinatos y que pronto podría hacerlo por corrupción, un combo que, la verdad, lo vuelve un impresentable.
Pero, por el otro lado, la plataforma ‘si quieres liberar a papi, vota por la hija’ es muy poco para un electorado con varias otras preocupaciones en mente. La carcelería de Fujimori será un tema relevante sólo para el 27% que lo cree inocente.
Ese sería un techo muy bajo para una candidatura, aunque podría ser suficiente si lo que busca es pasar a la segunda vuelta y entonces –dependiendo del rival– disfrazarse de ‘mal menor’.
En resumen, la señora Villanella puede tener ilusión electoral, pero su camino no es fácil y estará cargado de desilusiones.
LA REPUBLICA
alvarezrodrich@larepublica.com.pe
La perspectiva electoral del fujimorismo
La encuesta de intención de voto divulgada por Ipsos-Apoyo, con Keiko Fujimori a la cabeza con un 25% que significa un alza de tres puntos en el último mes –y no de seis como aclaró ayer Alfredo Torres, el responsable del sondeo–, ha llenado de ilusión a los cada vez más estridentes fujimoristas que quieren ver en ese resultado el anuncio de su vuelta a Palacio y de la liberación, por la vía del indulto, de su condenado líder.
Ir adelante en una encuesta es, sin duda, señal de que Keiko Fujimori va bien pero, a exactamente dos años de la próxima elección, digamos que es un poco prematuro para destapar las botellas de champagne con que algunos ya quieren celebrar, o de inflar portadas que parecen cargadas de ese pensamiento ilusorio que los gringos llaman wishful thinking.
A favor de la ya lanzada candidata Keiko Fujimori está, para empezar, la empatía personal que ella proyecta en la mayoría de sus presentaciones periodísticas y que la diferencian del tono agresivo-achorado de muchos fujimoristas. Tiene, además, una buena formación académica, aunque eso lo deberá explicar en la campaña pues todo apunta a que la financió con la beca ‘el pueblo peruano es bien lorna’.
Asimismo, Keiko Fujimori contará con el respaldo de un sector de medios de comunicación –su candidatura ya ha estado en tres diarios de manera entusiasta– y una parte del sector empresarial que anda en actitud de ‘¡Tora!, ¡Tora!, ¡Tora!’ para sacar al ex presidente de la prisión.
Pero, sin duda, la mayor fuente de su potencial caudal político es ser hija de su padre. Hasta el momento, su única promesa electoral es ‘liberar a papá’, en una figura que sería algo así como ‘no es amor al chancho sino al chicharrón’.
Por un lado, algo incorrecto y poco ético hay en la propuesta de querer indultar a alguien a quien la justicia ya condenó –en un proceso justo y transparente– por participación en asesinatos y que pronto podría hacerlo por corrupción, un combo que, la verdad, lo vuelve un impresentable.
Pero, por el otro lado, la plataforma ‘si quieres liberar a papi, vota por la hija’ es muy poco para un electorado con varias otras preocupaciones en mente. La carcelería de Fujimori será un tema relevante sólo para el 27% que lo cree inocente.
Ese sería un techo muy bajo para una candidatura, aunque podría ser suficiente si lo que busca es pasar a la segunda vuelta y entonces –dependiendo del rival– disfrazarse de ‘mal menor’.
En resumen, la señora Villanella puede tener ilusión electoral, pero su camino no es fácil y estará cargado de desilusiones.
LA REPUBLICA
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