El 22 de abril se conmemora el Día Internacional de la Tierra. Esta fecha viene adquiriendo relevancia y significación en diversos sectores de la población. Primero en los grupos de intelectuales directamente vinculados a la defensa de la flora y fauna de nuestro planeta; después entre los científicos y literatos; y recientemente entre los políticos. Además, sectores amplios de la ciudadanía –entre ellos el periodismo– hoy entienden que a la Tierra hay que cuidarla y preservarla de su enemigo: el cambio climático (o efecto invernadero). Actualmente podemos ver a grandes sectores juveniles, en especial a universitarios y escolares, celebrando este día, y al hacerlo están contribuyendo a promocionar y difundir los principios de la lucha contra la contaminación. Al mismo tiempo –quizá a paso lento pero seguro–, empleados de oficinas públicas o privadas empiezan a reciclar los desperdicios, por ejemplo papel, vidrio, metales o plásticos, etc., en un esfuerzo por evitar que nuestro mundo siga intoxicándose. Educación y más cultura, sin duda, ayudarán a sensibilizar, a comprometer a más ciudadanos para defender la aldea global que habitamos. Sin embargo, por parte de las autoridades se necesitan acciones concretas y decididas.
En el caso del Perú, si bien es verdad que el gobierno aprista decidió crear el Ministerio del Ambiente, lamentablemente hasta ahora sus funciones y desempeños no dan los frutos esperados. Basta apreciar a nuestro alrededor, es decir mirar cómo se arrojan desperdicios al mar y a los ríos, o cómo las personas que habitan en las principales ciudades del país respiran grandes cantidades de monóxido de carbono a causa de un vetusto parque automotor –atizado por la importación de vehículos usados, auténticas máquinas de la muerte- , o apreciar lastimosamente a seres humanos enfermos alrededor de las minas por aquellos gases que emanan de los yacimientos, para darnos cuenta que falta más contundencia a fin de alcanzar el grado aceptable que nos presente como un país líder en la lucha contra las más diversas formas atentatorias contra la vida en la Tierra.
En su defensa, de seguro los funcionarios del Ministerio del Ambiente dirán que la tarea no es exclusiva de ese sector, sino que se requiere coordinar medidas con otras autoridades, como alcaldes, el Ministerio de Energía y Minas, gobiernos regionales, etc. De acuerdo pero esa es, precisamente, la esencia misma de aquel portafolio concebido para liderar una visión integral de la problemática, a la par que para entregar alternativas viables de solución. No olvidemos que pertenecemos a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la entidad que nominó al 22 de abril de cada año como Día de la Tierra. Por tanto hagamos honor a este compromiso. Y la mejor forma de hacerlo es aplicar oportunamente toda clase de medidas, desde las inmediatas –al alcance de todos– hasta las de mediano y largo plazo. Convengamos en que es importante celebrar, pero más importante actuar.
EXPRESO
En el caso del Perú, si bien es verdad que el gobierno aprista decidió crear el Ministerio del Ambiente, lamentablemente hasta ahora sus funciones y desempeños no dan los frutos esperados. Basta apreciar a nuestro alrededor, es decir mirar cómo se arrojan desperdicios al mar y a los ríos, o cómo las personas que habitan en las principales ciudades del país respiran grandes cantidades de monóxido de carbono a causa de un vetusto parque automotor –atizado por la importación de vehículos usados, auténticas máquinas de la muerte- , o apreciar lastimosamente a seres humanos enfermos alrededor de las minas por aquellos gases que emanan de los yacimientos, para darnos cuenta que falta más contundencia a fin de alcanzar el grado aceptable que nos presente como un país líder en la lucha contra las más diversas formas atentatorias contra la vida en la Tierra.
En su defensa, de seguro los funcionarios del Ministerio del Ambiente dirán que la tarea no es exclusiva de ese sector, sino que se requiere coordinar medidas con otras autoridades, como alcaldes, el Ministerio de Energía y Minas, gobiernos regionales, etc. De acuerdo pero esa es, precisamente, la esencia misma de aquel portafolio concebido para liderar una visión integral de la problemática, a la par que para entregar alternativas viables de solución. No olvidemos que pertenecemos a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la entidad que nominó al 22 de abril de cada año como Día de la Tierra. Por tanto hagamos honor a este compromiso. Y la mejor forma de hacerlo es aplicar oportunamente toda clase de medidas, desde las inmediatas –al alcance de todos– hasta las de mediano y largo plazo. Convengamos en que es importante celebrar, pero más importante actuar.
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