25.4.09

No se debe desnaturalizar la CTS

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

Que la angustia de la quincena no lleve al error.

Si el Congreso de la República llegara a aprobar hoy la iniciativa para liberalizar la CTS, el Poder Ejecutivo debería proceder a observar dicha ley pues, sin dejar de reconocer su buena intención, es una decisión perjudicial y altamente inconveniente, en el mediano plazo, para el trabajador.

El ‘tas con tas’ de 0,19% de febrero ha producido preocupación comprensible en el ámbito empresarial por la posibilidad de que sea la señal de que está acabando la racha de 92 meses de crecimiento consecutivo y de que, junto con el frío del invierno que felizmente todavía no se asoma en la capital –pero que, sin duda, llegará–, esté por ocurrir un enfriamiento de la economía que nadie quisiera pero que es un escenario posible a la vuelta de la esquina.

En este sentido, el cálculo del crecimiento del PBI para el año 2009 está ahora en 3,8% pero puede ser menor si las cosas se agravan en el plano internacional desde donde proviene la crisis. En este contexto, se entiende que aparezcan iniciativas para evitar el enfriamiento de la economía.

Una es la planteada por la comisión especial del Congreso que evalúa la crisis financiera internacional y que busca facultar a todos los trabajadores a disponer libremente del 100% de los depósitos por la Compensación por Tiempo de Servicios (CTS) que se efectúen entre mayo y noviembre de este año.

El objetivo es inyectar recursos a la economía para que no pierda dinamismo. Y es ahí, precisamente, donde empiezan los problemas de la propuesta pues, según el Ministerio de Trabajo, su impacto en el consumo sería solo de entre 0,2% y 0,4%. Asimismo, sólo alcanzaría a los trabajadores que tienen CTS, que son la minoría y los de mejor condición económica.

Pero esos no son los problemas principales de la propuesta. Lo más importante es que avanza en la desnaturalización de la CTS.

En un país como el nuestro donde no hay seguro de desempleo –ni lo habrá en mucho tiempo–, la CTS funciona como un mecanismo obligatorio de ahorro que forma un capital a ser utilizado, como refugio, en el momento en que se pierde el empleo. Si en lugar de guardarla para esa oportunidad, se va gastando gracias a las liberalizaciones dispuestas por el gobierno, pues se está corriendo el riesgo de que, cuando realmente se lo requiera, el refugio habrá desaparecido.

Al contrario, en donde sí acierta la iniciativa del Congreso es en ir restringiendo la libre disponibilidad de la CTS desde mayo del año 2010. Mejor avancemos más rápido por ese camino, y que el gobierno piense en otras maneras para la estimulación económica. Por ejemplo, mejorando su capacidad de ejecución del gasto y de la inversión.

la republica

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