27.4.09

Gripe porcina: que la historia del cólera no se repita

Conocidas nuestras deficiencias en materia ambiental, prevención de la salud y saneamiento, es indispensable prepararse y preparar a la población ante las graves consecuencias que podría acarrear en el Perú la llamada gripe porcina, con efectos nefastos en México, Estados Unidos, algunos países de Centroamérica y Europa.

Por las características del contagio, todo indica que no podrá evitarse que este virus ingrese al territorio nacional, aunque aún es temprano para hablar de una pandemia mundial semejante a la del cólera, que tantos males nos trajo la década pasada incluso con pérdidas de vidas. Sin embargo, una política preventiva reduciría enormemente los estertores de esta gripe que solo en México, donde estalló, ha causado más de 80 muertes en dos o tres semanas y más de 1.500 personas enfermas.

Esto significa que el Ministerio de Salud debe mantener las medidas de vigilancia epidemiológica que acaba de iniciar en los hospitales, y estar listo para extenderlas en otros servicios públicos y privados, sobre todo de las zonas de frontera, para detectar a tiempo los casos que se presenten. Además, la alerta tiene que ser permanente en los aeropuertos y puertos de toda la república, lo que exige la formación de grupos médicos en número suficiente.

Ninguna previsión está de más, así como tampoco deberá ocultarse a la población el reporte de los primeros casos que se detecten en el país. No olvidemos que para febrero de 1991, cuando el Gobierno empezó a enfrentar el mal del cólera, habían fallecido más de 20 personas en los departamentos del norte. Y eso sucedió porque aquellas autoridades pretendieron maquillar la situación e incluso llegaron al extremo de negar la pandemia.

Con las diferencias del caso, hoy no podemos darnos ese lujo. No solo porque la enfermedad se transmite de persona a persona, como cualquier gripe, sino porque estamos ante un virus nuevo que, según nuestro consultor, el destacado médico Élmer Huerta, tiene una combinación de partes de virus de ave, de cerdo y de ser humano, que aún no se sabe de dónde ha salido ni cómo llegó a Norteamérica. La reacción del Gobierno Mexicano ha sido idónea: suspender todos los actos públicos para evitar aglomeraciones y, con ello, la propagación del virus, entre otras medidas de prevención, detección y tratamiento.

En el Perú, una campaña efectiva de orientación podría explicar a la población lo que debe hacer si la gripe mexicana toca a su puerta. Por ejemplo, no automedicarse, porque el mal no se cura con antibióticos; acudir a los centros de salud si muestran alguno de los síntomas y no olvidar que aún no hay vacunas.

Que uno puede evitar contagiar a otras personas, no saliendo de su casa cuando se tiene gripe, o en todo caso aprendiendo a toser o estornudar en público. Que deben conservar medidas de higiene básicas, como lavarse las manos frecuentemente, e inculcar dicha práctica a los niños, entre otras recomendaciones.

Difundir dicha información puede tener un doble efecto: enfrentar esta terrible e indeseable coyuntura de salubridad que se avecina y también empezar a cambiar nuestros hábitos frente a los resfríos y las gripes, enfermedades infecciosas que muchos consideran de manera equivocada que son lo mismo. La situación puede complicarse, preparémonos.

EL COMERCIO

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