LA COYUNTURA ECONÓMICA Y EL CAMINO A SEGUIR
Por: Francisco Durand Sociólogo
Toda gran crisis conduce —o debería conducir— a un camino conocido: el cambio de políticas. Tal necesidad deviene del hecho de que un diagnóstico objetivo de las causas de la crisis identifica qué errores deben ser corregidos. En ese contexto, los electores deciden a quien le encargan la conducción del Estado.
En el pasado, este argumento era sostenido por los neoliberales, cuando la crisis de la deuda externa se atribuyó a los errores de política desarrollistas cuyo modelo, dicen, “se había agotado”. Había que ir a un “shock” para estabilizar la economía; y cambiar las reglas para liberar las fuerzas del mercado, derrotar la inflación y retomar el crecimiento vía las exportaciones.
Hasta aquí el argumento tenía cierto sentido, aunque en realidad no es cierto que el modelo se hubiera agotado. Aún podíamos desarrollar las manufacturas con ciertos niveles de protección, dirigirlas al mercado mundial y mantener empresas estatales haciéndolas eficientes Lo que había fallado fue la variante extrema hiperproteccionista y subsidiadora, y de crecimiento a cualquier costo, que practicó García. Tal presidente acentuó la crisis, abriendo el camino al fujimorismo para que, en 1990, indujera el cambio de políticas.
Volvamos al presente y al centro del sistema. Obama fue hecho presidente en el momento que se desató la actual crisis. Los votantes sacaron a los neoconservadores de la Casa Blanca y apoyaron nuevas ideas. El actual cambio de políticas de Washington es resultado de la crisis, y del diagnóstico que indica las fallas de desregulación ocurridas, lo que provoca un cambio político en las urnas para que cambien las políticas.
Como son las corporaciones las que deben ser rescatadas, y como es el Estado quien tiene los recursos, no les queda otra que, dentro de ciertos márgenes, aceptar los planes reformistas de Obama. Hace pocos días, por ejemplo, las políticas de crédito de consumo fueron cambiadas para evitar los abusos cometidos por los bancos contra el consumidor endeudado. Ahora hay nuevas protecciones y regulaciones.
En el Perú debería estar ocurriendo un fenómeno parecido, pero recordemos que nuestro proceso político es otro. La elección del 2006 ocurrió en plena bonanza exportadora y no fue transparente. El elector creyó que elegía entre una candidatura socialdemócrata aprista y una radical nacionalista, no una neoliberal. Pero el resultado fue que la derecha se sumó a la aparente posición centrista de García y lo cooptó, imponiéndole sus políticas. Luego, es bajo su gobierno que estalla la crisis internacional el 2008. Pero, para evitar un cambio de políticas, primero se desconoce la crisis —“estamos blindados”—, y luego, cuando no se puede negar lo evidente, se dice que vamos a la recuperación —“ya tocamos fondo”—, así que lo que viene en teoría es de nuevo el crecimiento.
No está claro. La crisis de la economía real recién empieza en el centro y luego pasa a la periferia. ¿Está resuelta? No lo sabemos, solo ha sido estimulada con gasto fiscal multimillonario. Es posible que el modelo primario exportador criollo ya no pueda generar crecimiento, y que las políticas deban ser cambiadas para apoyar el mercado interno. La oportunidad del cambio político, lógicamente, sería en la elección del 2011, o antes, si el gobierno se deshace de sus aliados del 2006 y vuelve al centro.
EL COMERCIO
Por: Francisco Durand Sociólogo
Toda gran crisis conduce —o debería conducir— a un camino conocido: el cambio de políticas. Tal necesidad deviene del hecho de que un diagnóstico objetivo de las causas de la crisis identifica qué errores deben ser corregidos. En ese contexto, los electores deciden a quien le encargan la conducción del Estado.
En el pasado, este argumento era sostenido por los neoliberales, cuando la crisis de la deuda externa se atribuyó a los errores de política desarrollistas cuyo modelo, dicen, “se había agotado”. Había que ir a un “shock” para estabilizar la economía; y cambiar las reglas para liberar las fuerzas del mercado, derrotar la inflación y retomar el crecimiento vía las exportaciones.
Hasta aquí el argumento tenía cierto sentido, aunque en realidad no es cierto que el modelo se hubiera agotado. Aún podíamos desarrollar las manufacturas con ciertos niveles de protección, dirigirlas al mercado mundial y mantener empresas estatales haciéndolas eficientes Lo que había fallado fue la variante extrema hiperproteccionista y subsidiadora, y de crecimiento a cualquier costo, que practicó García. Tal presidente acentuó la crisis, abriendo el camino al fujimorismo para que, en 1990, indujera el cambio de políticas.
Volvamos al presente y al centro del sistema. Obama fue hecho presidente en el momento que se desató la actual crisis. Los votantes sacaron a los neoconservadores de la Casa Blanca y apoyaron nuevas ideas. El actual cambio de políticas de Washington es resultado de la crisis, y del diagnóstico que indica las fallas de desregulación ocurridas, lo que provoca un cambio político en las urnas para que cambien las políticas.
Como son las corporaciones las que deben ser rescatadas, y como es el Estado quien tiene los recursos, no les queda otra que, dentro de ciertos márgenes, aceptar los planes reformistas de Obama. Hace pocos días, por ejemplo, las políticas de crédito de consumo fueron cambiadas para evitar los abusos cometidos por los bancos contra el consumidor endeudado. Ahora hay nuevas protecciones y regulaciones.
En el Perú debería estar ocurriendo un fenómeno parecido, pero recordemos que nuestro proceso político es otro. La elección del 2006 ocurrió en plena bonanza exportadora y no fue transparente. El elector creyó que elegía entre una candidatura socialdemócrata aprista y una radical nacionalista, no una neoliberal. Pero el resultado fue que la derecha se sumó a la aparente posición centrista de García y lo cooptó, imponiéndole sus políticas. Luego, es bajo su gobierno que estalla la crisis internacional el 2008. Pero, para evitar un cambio de políticas, primero se desconoce la crisis —“estamos blindados”—, y luego, cuando no se puede negar lo evidente, se dice que vamos a la recuperación —“ya tocamos fondo”—, así que lo que viene en teoría es de nuevo el crecimiento.
No está claro. La crisis de la economía real recién empieza en el centro y luego pasa a la periferia. ¿Está resuelta? No lo sabemos, solo ha sido estimulada con gasto fiscal multimillonario. Es posible que el modelo primario exportador criollo ya no pueda generar crecimiento, y que las políticas deban ser cambiadas para apoyar el mercado interno. La oportunidad del cambio político, lógicamente, sería en la elección del 2011, o antes, si el gobierno se deshace de sus aliados del 2006 y vuelve al centro.
EL COMERCIO
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