A PROPÓSITO DEL CENSO Y EL PLAN NACIONAL DE POBLACIÓN
Por: Walter Mendoza Analista
Como efecto de los cambios demográficos por los que viene atravesando el país, el censo del 2007, así como las proyecciones de él derivadas, nos muestran una marcada tendencia en el crecimiento de las poblaciones adolescentes y de adultos jóvenes, que hoy representan más del 25% de la población.
Dichos grupos poblacionales, junto con los otros en edad de trabajar, alcanzarán los niveles poblacionales más altos de nuestra historia, sobrepasando largamente a la población adulta mayor y de menores de quince. Se trata, pues, de un proceso que se mantendrá en las siguientes dos a tres décadas más, y cuyas implicancias debieran merecer mayor atención de la sociedad y del Estado.
Esta tendencia, conocida como bono demográfico, configuraría un ciclo de oportunidades solo si se concretaran mayores inversiones en educación (en cobertura y calidad), capacitación laboral y emprendimiento juvenil. En tal sentido, también es necesario adecuar la formación técnica y profesional existente a la futura demanda potencial de empresas y sectores productivos.
A partir del reconocimiento de nuestra heterogeneidad social y poblacional, algunas posibles intervenciones para atender la actual y futura demanda de empleo entre los más jóvenes son: el establecimiento de incentivos a las empresas para capacitación laboral de sus trabajadores jóvenes; el reforzamiento de la oferta de programas de reconversión laboral para la población adulta joven desempleada o que pierdan sus empleos por efecto de la crisis internacional; fortalecer y expandir los programas de empleo juvenil (Pro Joven, Mi Empresa, etc.) a las ciudades de mayor crecimiento poblacional y con mayor proporción de población joven; diseñar e implementar un programa nacional de capacitación laboral dirigido a los jóvenes rurales (Pro Joven rural) vinculado a la estrategia de Agrorural del Ministerio de Agricultura y al eje 2 de Crecer (inserción productiva).
Es en el medio rural donde ocurren otros procesos poblacionales que afectan su desarrollo, como que sus tierras son gestionadas por adultos con más años, aunque sin mayor calificación, en tanto los técnicos jóvenes rápidamente migran a las ciudades.
Estos y otros aspectos pueden ser debatidos en toda su extensión, ahora que el Mimdes ha dado inicio al proceso de consultas del Plan Nacional de Población.
Este plan apunta a incorporar las variables poblacionales que afectan a nuestro desarrollo, una de ellas las implicancias del cambio en la estructura de edades, y sus efectos sobre el empleo. En tal sentido, para ser exitosas las consultas requieren la mayor participación social y sectorial.
(*) FONDO DE POBLACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS
EL COMERCIO
Por: Walter Mendoza Analista
Como efecto de los cambios demográficos por los que viene atravesando el país, el censo del 2007, así como las proyecciones de él derivadas, nos muestran una marcada tendencia en el crecimiento de las poblaciones adolescentes y de adultos jóvenes, que hoy representan más del 25% de la población.
Dichos grupos poblacionales, junto con los otros en edad de trabajar, alcanzarán los niveles poblacionales más altos de nuestra historia, sobrepasando largamente a la población adulta mayor y de menores de quince. Se trata, pues, de un proceso que se mantendrá en las siguientes dos a tres décadas más, y cuyas implicancias debieran merecer mayor atención de la sociedad y del Estado.
Esta tendencia, conocida como bono demográfico, configuraría un ciclo de oportunidades solo si se concretaran mayores inversiones en educación (en cobertura y calidad), capacitación laboral y emprendimiento juvenil. En tal sentido, también es necesario adecuar la formación técnica y profesional existente a la futura demanda potencial de empresas y sectores productivos.
A partir del reconocimiento de nuestra heterogeneidad social y poblacional, algunas posibles intervenciones para atender la actual y futura demanda de empleo entre los más jóvenes son: el establecimiento de incentivos a las empresas para capacitación laboral de sus trabajadores jóvenes; el reforzamiento de la oferta de programas de reconversión laboral para la población adulta joven desempleada o que pierdan sus empleos por efecto de la crisis internacional; fortalecer y expandir los programas de empleo juvenil (Pro Joven, Mi Empresa, etc.) a las ciudades de mayor crecimiento poblacional y con mayor proporción de población joven; diseñar e implementar un programa nacional de capacitación laboral dirigido a los jóvenes rurales (Pro Joven rural) vinculado a la estrategia de Agrorural del Ministerio de Agricultura y al eje 2 de Crecer (inserción productiva).
Es en el medio rural donde ocurren otros procesos poblacionales que afectan su desarrollo, como que sus tierras son gestionadas por adultos con más años, aunque sin mayor calificación, en tanto los técnicos jóvenes rápidamente migran a las ciudades.
Estos y otros aspectos pueden ser debatidos en toda su extensión, ahora que el Mimdes ha dado inicio al proceso de consultas del Plan Nacional de Población.
Este plan apunta a incorporar las variables poblacionales que afectan a nuestro desarrollo, una de ellas las implicancias del cambio en la estructura de edades, y sus efectos sobre el empleo. En tal sentido, para ser exitosas las consultas requieren la mayor participación social y sectorial.
(*) FONDO DE POBLACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS
EL COMERCIO
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