MADRE DE DIOS: EL FUTURO DE HUEYPETUHE
Por: Manuel Bernales Politólogo
Hueypetuhe, en Madre de Dios, no representa una actividad minera artesanal. Es un grave error conceptualizarlo así, menos aun si se quiere resolver el problema ambiental que vive esa localidad, mediante formas de acción centralistas, formalistas o legalistas que sean parte de un paradigma de regulación y control que no haya transformado ningún caso similar a Hueypetuhe en el mundo.
Con los altos precios del oro, pretender evitar más daño y revertir la situación actual puede llevar más pronto que tarde a una crisis no solo de gobernabilidad ambiental —un asunto para muchos pajes y príncipes—, sino a un problema crítico, complejo, dinámico y no previsto, de crisis humanitaria estatal, interna y multisectorial.
La demanda y el precio internacional continúan altos. En otros yacimientos de Madre de dios, in crescendo.
En Hueypetuhe usan máquinas y herramientas importadas, producidas y comercializadas por empresas formales cuyos intermediarios están a cargo de negocios que representan importantes cifras. Supongo que se trata de empresas que tienen responsabilidades sociales que cumplir.
Además sin combustible, respuestos o seguros, la extracción artesanal del oro no habría logrado el daño que tiende a mantenerse en la zona, por una “maquinización” infame.
El oro recaudado se comercializa dentro y fuera del país. Es probablemente que represente el renglón de mayor valor en el PBI de Madre de Dios. ¿Quiénes compran y revenden en Brasil, Juliaca y Lima para consumo interno y externo son artesanos del comercio del oro? ¿Son legales o ilegales? Al respecto, a veces me viene a la mente el esquema de insumo-producto para la cocaína.
Las megainversiones en carreteras, en proyectos energéticos y otras que demanden fuerza de trabajo por varios años, no van a la ser únicas que pueden jugar un papel positivo en el proceso de cambio que se necesita para que miles de trabajadores del oro, la mayoría aparentemente andinos, cambien de empleador y de actividad.
Madre de Dios y la Amazonía en general son cada vez más andinas. En una perspectiva de larga duración puede afirmarse que incorporarán a personas y culturas del Brasil, como antes lo hicieron de Europa, América del Norte y Asia. Inversiones planificadas nacional, regional y localmente, con evaluaciones ambientales estratégicas, estudios de impacto ambiental y acciones de mitigación, pueden compensar y disminuir las presiones que puedan presentarse. No conozco experiencias que lo hayan logrado sin efectiva planificación nacional y regional.
Además, los tres poderes del Estado y los tres niveles de gobierno —nacional, regional y local— son jurídica y formalmente responsables de este proceso, sobre todo la gente directamente involucrada, así como las instituciones públicas de defensa legal y sectores privados, con o sin ánimo de lucro que se ocupan del problema.
Es evidente que solo mediante normas, esfuerzos comunicativos o regulaciones, así como medidas de carácter económica, no habrá comienzo ni solución.
No se trata solo de un problema minero-ambiental, sino también de una crisis de orden público: hay miles de armas en la zona, que pocos usan aunque las utilicen para amenazar, delitos como trata de personas, restricciones de salud, educación, transporte, comercio.
En suma, lo que se requiere es una mayor presencia de la sociedad y del Estado, cuyos servicios en Madre de Dios y en Hueypetuhe deben ser mayores y de mejor calidad a los que ahora disponen los pobladores de esa zona del país.
EL COMERCIO
Por: Manuel Bernales Politólogo
Hueypetuhe, en Madre de Dios, no representa una actividad minera artesanal. Es un grave error conceptualizarlo así, menos aun si se quiere resolver el problema ambiental que vive esa localidad, mediante formas de acción centralistas, formalistas o legalistas que sean parte de un paradigma de regulación y control que no haya transformado ningún caso similar a Hueypetuhe en el mundo.
Con los altos precios del oro, pretender evitar más daño y revertir la situación actual puede llevar más pronto que tarde a una crisis no solo de gobernabilidad ambiental —un asunto para muchos pajes y príncipes—, sino a un problema crítico, complejo, dinámico y no previsto, de crisis humanitaria estatal, interna y multisectorial.
La demanda y el precio internacional continúan altos. En otros yacimientos de Madre de dios, in crescendo.
En Hueypetuhe usan máquinas y herramientas importadas, producidas y comercializadas por empresas formales cuyos intermediarios están a cargo de negocios que representan importantes cifras. Supongo que se trata de empresas que tienen responsabilidades sociales que cumplir.
Además sin combustible, respuestos o seguros, la extracción artesanal del oro no habría logrado el daño que tiende a mantenerse en la zona, por una “maquinización” infame.
El oro recaudado se comercializa dentro y fuera del país. Es probablemente que represente el renglón de mayor valor en el PBI de Madre de Dios. ¿Quiénes compran y revenden en Brasil, Juliaca y Lima para consumo interno y externo son artesanos del comercio del oro? ¿Son legales o ilegales? Al respecto, a veces me viene a la mente el esquema de insumo-producto para la cocaína.
Las megainversiones en carreteras, en proyectos energéticos y otras que demanden fuerza de trabajo por varios años, no van a la ser únicas que pueden jugar un papel positivo en el proceso de cambio que se necesita para que miles de trabajadores del oro, la mayoría aparentemente andinos, cambien de empleador y de actividad.
Madre de Dios y la Amazonía en general son cada vez más andinas. En una perspectiva de larga duración puede afirmarse que incorporarán a personas y culturas del Brasil, como antes lo hicieron de Europa, América del Norte y Asia. Inversiones planificadas nacional, regional y localmente, con evaluaciones ambientales estratégicas, estudios de impacto ambiental y acciones de mitigación, pueden compensar y disminuir las presiones que puedan presentarse. No conozco experiencias que lo hayan logrado sin efectiva planificación nacional y regional.
Además, los tres poderes del Estado y los tres niveles de gobierno —nacional, regional y local— son jurídica y formalmente responsables de este proceso, sobre todo la gente directamente involucrada, así como las instituciones públicas de defensa legal y sectores privados, con o sin ánimo de lucro que se ocupan del problema.
Es evidente que solo mediante normas, esfuerzos comunicativos o regulaciones, así como medidas de carácter económica, no habrá comienzo ni solución.
No se trata solo de un problema minero-ambiental, sino también de una crisis de orden público: hay miles de armas en la zona, que pocos usan aunque las utilicen para amenazar, delitos como trata de personas, restricciones de salud, educación, transporte, comercio.
En suma, lo que se requiere es una mayor presencia de la sociedad y del Estado, cuyos servicios en Madre de Dios y en Hueypetuhe deben ser mayores y de mejor calidad a los que ahora disponen los pobladores de esa zona del país.
EL COMERCIO
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