21.5.09

En el Parlamento británico: la madre de todos los escándalos

OTRO CASO DE CORRUPCIÓN EN ÉPOCA DE CRISIS

Por: Oswaldo de Rivero Embajador

Los grandes escándalos en la Gran Bretaña envuelven comúnmente casos de espionaje, sexo, homosexualidad y la vida sentimental de la familia real. Hoy, sin embargo, el peor escándalo político de los últimos 100 años, según el historiador constitucionalista Anthony Seldon, afecta, nada menos, que al sanctum sanctorum de la democracia británica, la Cámara de los Comunes, la antecesora de todos los parlamentos modernos.

Todo comenzó hace pocos días, cuando el “Daily Telegraph” publicó información, filtrada desde el Parlamento, en la que se consignaban los increíbles reembolsos otorgados a la mayoría de los parlamentarios por gastos de representación, que iban desde extravagantes hasta fraudulentos.

Había reembolsos para el pago de la segunda residencia, a que tienen derecho los parlamentarios que deben mudarse a Londres, que fueron desviados para hacer mejoras a sus casas privadas situadas fuera de esta capital. A esto se unían pagos para pagar hipotecas, algunas inexistentes, seguidos de reembolsos para televisores de plasma, muebles, aparatos eléctricos, cocinas, todo tipo de adornos, abono para el jardín, comida para los perros y gatos, limpieza de sus hogares y otros más.

Los reclamos y los reembolsos exagerados eran tan democráticos que cubrían todos los partidos y todo el sistema de clases británico. Un aristócrata conservador recibió el reembolso de la limpieza del foso de agua que rodeaba su mansión señorial, mientras que un plebeyo laborista recibió reembolso por los nuevos asientos para los WC de su departamento.

Según un parlamentario, arrepentido y confeso, una vez que uno era elegido, no había necesidad de comprar casi nada, solo tenías que reclamarlo al Parlamento.

La indignación del pueblo británico con la clase política es colosal porque los británicos comprenden los males de amor de su aristocracia, pero no comprenden la venalidad en el poder. Eso si está en contra total de los valores británicos de decoro y probidad.

El escándalo dentro del Parlamento ha comenzado a enfrentarse de manera muy británica, sin blindajes para ningún personaje partidario y sin mucha disputa entre partidos.

Al contrario, la Cámara de los Comunes, en vez de enredarse en una lucha partidaria, se ha dividido en dos partidos: los deshonestos y los honestos. Y se ha constituido un Comité de Escrutinio de estos últimos que examinará cada caso de abuso o fraude.

El clamor es que los que han cobrado abusivamente devuelvan y no figuren más en las listas electorales de los partidos, y los que han hecho fraudes renuncien.

Es más, se ha pedido la renuncia del “speaker” de la Cámara de los Comunes por haber tratado de ocultar el escándalo. Esta amenaza de censura al “speaker” no sucedía desde 1651.

Este escándalo histórico de la Cámara de los Comunes es, sin duda, otro resultado de la decadencia moral de la ideología de la satisfacción material instantánea, que llevó a Wall Street a la bancarrota y al mundo a la crisis en que estamos.

EL COMERCIO

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