Nueve ex cancilleres de Chile publicaron este domingo un documento en el que se exhibe de cuerpo entero la continuidad de una política exterior basada en la falsedad y el expansionismo.
Sostienen que la frontera marítima con el Perú quedó definitivamente trazada en documentos suscritos en 1952 y 1954. Los ex cancilleres no pueden ignorar que esos documentos no son tratados, no fijan límites y se refieren a necesidades contingentes relacionadas con la pesca.
Además, tales textos tienen como suscritores a tres países: Perú, Chile y Ecuador. En cuestiones limítrofes no puede haber ménage à trois (triángulo matrimonial).
En realidad, la ficción chilena es antigua y deliberada, y si alguna ventaja ha sacado a lo largo de décadas proviene de la desidia, la irresponsabilidad y en algunos casos el prochilenismo vendepatria de la casta gobernante peruana.
El presidente Alan García mantiene desde siempre una línea contraria al interés nacional. Más de una vez ha declarado que Chile es un país amigo y que la presidenta Michelle Bachelet es amicísima del Perú.
La señora será amiga, correligionaria y simpatizante de Alan García y del Apra; pero está lejos de serlo del Perú. Demostración tajante la dio cuando, en enero del 2007, pidió enmendar un proyecto de ley que creaba la XV Región de Arica y Parinacota, y que ya había sido aprobado por las dos Cámaras del Congreso chileno. Lo hizo sólo porque lo aprobado se apartaba, en la forma, de las “ideas matrices” de la propuesta legal.
No refutaba el principio, sino la ocasión.
Hay que precisar que el proyecto fijaba una delimitación interna que incluía parte del suelo de Tacna. Nada menos.
El Tribunal Constitucional de Chile, en ejercicio de su atribución de ejercer el control de la constitucionalidad de las leyes orgánicas constitucionales antes de su promulgación, acogió la indicación de la presidenta.
A renglón seguido, las autoridades competentes de Chile declararon que esa enmienda no variaba la política de Chile respecto a la supuesta frontera marítima con el Perú.
El fallo del Tribunal Constitucional chileno dejaba constancia de que Bachelet ratificaba que al Norte (de la nueva Región) el límite con el Perú se fijaba “desde el paralelo del Hito Nº 1 en el Mar Chileno hasta el Hito Nº 80 tripartito de la Frontera con Bolivia”. (página 17 del fallo, que tengo a la vista).
Bachelet suscribe, pues, la tesis de su país que afirma que el Hito 1 --situado 200 metros dentro del territorio peruano y no en la orilla del mar-- marca el inicio de la frontera terrestre.
Esto contradice la verdad jurídica de que el Tratado de 1929 y su protocolo complementario fijan el límite entre el Perú y Chile en el Punto Concordia.
Chile ha elegido, desde hace más de siglo y medio, la línea de la discordia
LA PRIMERA
Sostienen que la frontera marítima con el Perú quedó definitivamente trazada en documentos suscritos en 1952 y 1954. Los ex cancilleres no pueden ignorar que esos documentos no son tratados, no fijan límites y se refieren a necesidades contingentes relacionadas con la pesca.
Además, tales textos tienen como suscritores a tres países: Perú, Chile y Ecuador. En cuestiones limítrofes no puede haber ménage à trois (triángulo matrimonial).
En realidad, la ficción chilena es antigua y deliberada, y si alguna ventaja ha sacado a lo largo de décadas proviene de la desidia, la irresponsabilidad y en algunos casos el prochilenismo vendepatria de la casta gobernante peruana.
El presidente Alan García mantiene desde siempre una línea contraria al interés nacional. Más de una vez ha declarado que Chile es un país amigo y que la presidenta Michelle Bachelet es amicísima del Perú.
La señora será amiga, correligionaria y simpatizante de Alan García y del Apra; pero está lejos de serlo del Perú. Demostración tajante la dio cuando, en enero del 2007, pidió enmendar un proyecto de ley que creaba la XV Región de Arica y Parinacota, y que ya había sido aprobado por las dos Cámaras del Congreso chileno. Lo hizo sólo porque lo aprobado se apartaba, en la forma, de las “ideas matrices” de la propuesta legal.
No refutaba el principio, sino la ocasión.
Hay que precisar que el proyecto fijaba una delimitación interna que incluía parte del suelo de Tacna. Nada menos.
El Tribunal Constitucional de Chile, en ejercicio de su atribución de ejercer el control de la constitucionalidad de las leyes orgánicas constitucionales antes de su promulgación, acogió la indicación de la presidenta.
A renglón seguido, las autoridades competentes de Chile declararon que esa enmienda no variaba la política de Chile respecto a la supuesta frontera marítima con el Perú.
El fallo del Tribunal Constitucional chileno dejaba constancia de que Bachelet ratificaba que al Norte (de la nueva Región) el límite con el Perú se fijaba “desde el paralelo del Hito Nº 1 en el Mar Chileno hasta el Hito Nº 80 tripartito de la Frontera con Bolivia”. (página 17 del fallo, que tengo a la vista).
Bachelet suscribe, pues, la tesis de su país que afirma que el Hito 1 --situado 200 metros dentro del territorio peruano y no en la orilla del mar-- marca el inicio de la frontera terrestre.
Esto contradice la verdad jurídica de que el Tratado de 1929 y su protocolo complementario fijan el límite entre el Perú y Chile en el Punto Concordia.
Chile ha elegido, desde hace más de siglo y medio, la línea de la discordia
LA PRIMERA
No hay comentarios:
Publicar un comentario