1.4.09

El camino al mar pasa por Santiago, no por Lima

Por Mirko Lauer

Otra vez el choque entre los presidentes y cancilleres de Bolivia y Perú ha dejado un mal sabor en el barrio. La acusación de Evo Morales a la diplomacia peruana de haber ido a La Haya solo para frustrar los planes bolivianos de salida al mar se compara en su agresividad a la respuesta de Alan García: los bolivianos hace mucho que renunciaron a salir al mar. Lo cual es una alusión al t***
do Bolivia-Chile de 1904, firmado con una pistola contra la sien.

¿Se contradicen las aspiraciones de Bolivia y Perú en torno al mar en este momento? Evidentemente Morales piensa que sí. De allí su frase “Cuando el gobierno peruano escucha que se quería abrir el corredor, inmediatamente presenta la demanda a la corte de La Haya”. Ha pasado un poco inadvertida en el canje de puyas, pero se t***
de una tremenda declaración.

¿Qué es lo que en esta hipótesis el Perú habría frustrado? ¿Un corredor soberano? Los bolivianos deberían exigirle a Morales que informe al país por extenso cuál fue esa solución que la demanda peruana habría frustrado, y que explicaría el delicado trato del vecino dirigente a las autoridades chilenas.

Lo que ha dado a entender Morales con todas sus letras es que ya estarían en plena “negociación marítima” La Paz-Santiago si este no fuera un año tan electoral en Chile. Incluso ha añadido que se considera dos opciones: un corredor por el norte de Arica, o un “enclave”, cuya naturaleza no define. Son palabras mayores, sobre todo por su carga de esperanza.

Habría que preguntarse por la sinceridad de Morales en todas estas declaraciones. Pues que está conversando con Chile es un hecho, pero que esté logrando avances es algo que a nadie le consta. Que esos avances los esté logrando sobre zonas que fueron peruanas, como Arica, y que deben ser consultadas con Lima para cualquier cambio de status, es algo muy improbable.

Hasta aquí estaba claro que Morales, como tantos otros presidentes bolivianos, utiliza el juego de expectativas y frustraciones en torno de la aspiración de salir al mar como una carta en la política interna. Como a tantos anteriores presidentes, a este Santiago le ha seguido la cuerda como una manera de llevar la procesión en paz con el difícil vecino.

Al no poder lanzarse contra un Chile probablemente cargado de promesas para él, Morales desde hace tiempo ha hecho girar los cañones retóricos de Palacio Quemado en dirección de Lima. Con lo cual de paso gana indulgencias en Caracas. Ahora se dispone a acusar a Lima, no a Santiago, de frustrar las aspiraciones marítimas de Bolivia. ¿Qué piensa lograr con eso?

LA REPUBLICA

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