1.4.09

Este loco, loco mundo

Por Nelson Manrique

Las recientes declaraciones de Alan García han hecho las delicias de los psiquiatras. Como se recordará, sostuvo que él ha demostrado que es capaz de impedir que llegue a la presidencia quien le caiga mal; Bolivia renunció hace tiempo a su acceso al mar; los brasileños son alegres porque son negros; los colombianos son hiperactivos porque descienden de españoles del norte, de negros y de antropófagos primitivos (entiendo que no me crean; va el enlace: http://www.youtube.com/watch?v=56Ea1qjiB0s&eurl=http%3A%2F%2Fcavb.blogsp...); etc. Pero la colitis verbal comenzó hace un par de semanas.

El 10 de marzo, luego de congratularse del don que le ha dado Dios, “la capacidad de convencer a la gente”, García decidió probar hasta dónde podía llegar con este don: “Estamos –proclamó– en el centro del universo. Es verdad, no es adulación. El Perú es uno de los centros del mundo” (La República, 11 de marzo de 2009).

Un factor a considerar es que, según Ipsos Apoyo, García logró superar en febrero la hasta entonces infranqueable barrera del 30% de respaldo (llegó a 32). Puede imaginarse lo que esto significa para el ego presidencial, luego de dos años de una estricta dieta, que oscilaba entre el 13 y el 20% de respaldo. Pero el mismo día de sus exultantes declaraciones el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) informó que en enero las exportaciones peruanas cayeron 19.7%, con relación al mismo mes del año anterior, y el Producto Bruto Interno (PBI) cayó de 11.5% a 3.1% entre setiembre y enero. Aún más, Renán Quispe, el jefe del INEI, reconoció que la caída habría llegado al 2.4% si no hubieran cambiado la metodología para calcular el PBI (La República, 21 de marzo). Proclamar al Perú el centro del mundo por su economía no es pues optimismo sino un delirio maníaco.

Las declaraciones que hizo luego García, sobre su capacidad de usar la presidencia para bloquear a los candidatos que le desagradan, recibieron el aval moral de la víctima de sus maquinaciones, Mario Vargas Llosa. En 1990, Vargas Llosa advertía a sus allegados que si él llegaba al poder enviaría a García a la cárcel, por corrupto. Hoy disimula su “desliz”. Como desde entonces García no ha cambiado, es evidente que quien ha cambiado es Vargas Llosa. Aparentemente él ha decidido que sus reparos éticos son negociables, a condición de que García se mantenga como un neoliberal consecuente. Está bien la ética, vamos, pero política es política... A Vargas Llosa debe haberle sonado a música lo dicho por Alan García un par de días después, en Huánuco: “Voy a luchar con todas mis fuerzas … para que ningún modelo primitivo detenga nuestra patria”. Lástima que declaraciones tan eufónicas fueran acompañadas, en el mismo discurso, de otro ataque de sinceridad: “No llega la democracia de las libertades que son fundamentales, no llega la democracia de la elección de los parlamentarios y los alcaldes, lo fundamental es la democracia de los servicios … Siempre he dicho que la verdadera democracia es la que trae las obras esenciales al pueblo” (Andina y varios diarios, 26 de marzo).

Con el criterio de que la democracia es hija de los servicios que se provee, el mayor demóc***
de Occidente sería Adolfo Hitler. Hasta un neoliberal debiera advertirlo.

LA REPUBLICA

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