17.4.09

Cora Cora

Días trágicos vive el país, en especial Ayacucho. Tras la emboscada terrorista que asesinó a 14 soldados del Ejército en el poblado de Sanabamba colapsó el puente colgante Santa Bárbara en la localidad de Cora Cora (provincia de Parinacochas). Este último hecho lamentable ha cobrado la vida de diez seres humanos, entre escolares y profesores, así como dejado a decenas de heridos de gravedad. En medio del dolor, hay que destacar la participación de la aviación militar, del Ministerio de Salud y del sector privado (Techint), a la hora de atender, con decisión y premura, a los niños que han quedado en mal estado, cuyas vidas penden de un hilo ante la gravedad de sus heridas luego al caerse de aquel puente peatonal que acusaba serios problemas de mantenimiento. Si se conocía la antigüedad de esa vía peatonal, ¿por qué los técnicos, ingenieros y autoridades –regional y municipal– no advirtieron el peligro de su colapso? Por eso lamentamos que algunos burgomaestres locales, que incluso en los distritos más pobres del país suelen movilizarse en vistosas camionetas 4x4, den más prioridad a su comodidad personal que a atender las necesidades más urgentes de infraestructura de la comunidad.

En ese sentido, resultan pedestres las versiones que proporciona el alcalde de Parinacochas para excusar su desidia, pues, a pesar del dolor de los familiares, sostiene que el trágico hecho ocurrió a solo dos días de iniciarse los trabajos de mejoramiento del puente. Evidentemente esa explicación es inaceptable frente a la tragedia acaecida. Pero ahora crea otra historia: atribuye la culpa de lo sucedido a los propios escolares ya que, según él, “estaban jugando” en la aludida vía peatonal. Es lamentable este tipo de salidas necias viniendo de una autoridad obligada –hasta penalmente- a preservar las condiciones mínimas de operatividad de la infraestructura local. Más aún de aquellas obras donde hay riesgo mayor para la vida humana, como era el caso del colapsado puente Santa Bárbara.

En ello también Defensa Civil tenía una tarea preventiva por excelencia, además de estar ligada estrecha y funcionalmente a los municipios. No obstante, y sin perjuicio de las investigaciones exhaustivas de la Fiscalía –que deberán arrojar el nombre de los responsables de la tragedia de Cora Cora– el tema ya no es solo accidental sino sintomático, puesto que hace días, en Huaraz, cayó la pared de un colegio matando a cuatro escolares de Educación Inicial de apenas cinco años de edad. Por tanto es hora que, de rey a paje, a lo largo y ancho del país, no solo se supervise adecuadamente la infraestructura de puentes, locales públicos, escuelas, caminos, etc., sino que se proceda a la refacción inmediata, bajo responsabilidad penal, insistimos. Mucho más cuando existen recursos en las regiones porque los proyectos previstos, presupuestados y aprobados no han sido ejecutados por incapacidad gerencial.

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