1.4.09

La democracia boba

No hay vuelta que darle: vivimos en una democracia boba. Poner a Lerner, Bernales y Ossio (podemos añadir también a Bambarén) en la comisión que armará el “Museo de la Memoria” es garantía de que será un templo de lo “políticamente correcto” (es decir, propaganda más o menos disimulada en contra de las FF AA).
Si, como dice el gobierno en su capitulación (perdón, resolución) la comisión presidida por Vargas Llosa debe “velar porque el museo represente con objetividad y espíritu amplio la tragedia que vivió el Perú a causa de Sendero y el MRTA”, ¿por qué no se nombró a un representante de la asociación de deudos de militares y policías, a uno de los miles de uniformados que quedaron lisiados y a un rondero? Así habría un poco más de equilibrio. Pero no, dale con meter caviares hasta en la sopa.


El presidente García, que tanto se burla de Toledo, ha caído en lo mismo que éste y Paniagua. El Museo es a este gobierno lo que fue la CVR a los anteriores: una manera suicida de ceder la iniciativa a un grupo que representa el antimilitarismo primario (así como el ecologismo furibundo y la aversión a la economía de mercado) y pretende inculcar un pesimismo constitutivo en el alma nacional.

Si el mandatario cree que con gestos como éste los caviares van a ser más amables con él, se equivoca de cabo a rabo. Igual lo van a perseguir por lo de El Frontón hasta el fin de los días. Y si ha hecho esto para vengarse de Vargas Llosa por la campaña que el escritor desarrolló en la época de la estatización de la banca (curioso que haya nombrado también a Szyszlo y Cooper, dos de los principales gestores del movimiento Libertad) y con esto quiere quemarlo (s), pues quien está jugando con fuego es él. Porque calcular la perfidia caviar es casi un imposible matemático.

Los caviares, que sustituyeron la fracasada teoría leninista de la conquista violenta del poder por la del asalto al Estado desde dentro –modificando las conciencias hasta que el sistema caiga en manos de la izquierda, en palabras de Gramsci, “como fruta madura”– han recibido un regalo inesperado. Expertos como son en trasladar la lucha de clases al terreno de la cultura de masas para cambiar radicalmente los paradigmas, usarán este museo para envenenar a las próximas generaciones de peruanos con su pérfido mensaje central: las fuerzas del orden son malas; los terroristas son luchadores por la justicia social. Muy triste ver que se da tribuna a estos sepultureros de nuestra historia, nuestros próceres, nuestras tradiciones, nuestro pueblo y nuestra Patria, a estos demoledores de nuestra sociedad que han causado más daño al Perú que los terremotos y los chilenos juntos.

URI BEN

LA RAZON

No hay comentarios: