19.4.09

Lección y avance

Hay varias lecciones a tomar en cuenta en la reciente presentación de cuatro ministros de Estado ante el Parlamento, para informar asuntos relacionados con las últimas emboscadas en el VRAE. Pero como fondo del caso debemos señalar que no es el momento de buscar culpables, pues todos los políticos –oficialistas y opositores– pecaron de exceso de confianza en los últimos años frente a las continuas advertencias sobre el reavivamiento de la subversión que se generaba con celeridad. Modestamente, esta casa periodística venía alertando sobre la palingenesia del terror desde el 2005, al puntualizar como una de sus causas a la forma en que el gobierno toledista (aliado contumaz de las ONG políticas de derechos humanos) desmontaba la legislación antiterrorista y, peor aún, cuando ministros caviares agraviaban y desmoralizaban a las Fuerzas Armadas, como si los institutos castrenses debían pagar los delitos de la mafia montesinista. En ese sentido, en solitario EXPRESO describió la alegre excarcelación de subversivos, así como la manipulación ideológica de los derechos humanos para perseguir judicialmente a militares y policías, vía la cooptación de fiscales y jueces, genuflexos al chantaje caviar y a las prebendas de la zurda progre que se ha disfrazado de academicismo para jugarle una revancha a los soldados que vencieron al terrorismo del nefasto “presidente Gonzalo”.

De manera que no hay una sola tienda política que no sea responsable del hecho fatal en el que murieron 14 soldados de las patrullas que recorrían el cerro Ccompata, cerca de la localidad de Sanabamba (Huanta). Esta situación al menos deberá poner de un mismo lado a todos los que se precien de demócratas, cerrando filas contra el narcotráfico y el terrorismo. A esta primera lección hay que sumar la urgencia de impulsar una sola voluntad política para luchar sin desmayos contra el enemigo que se esconde entre las faldas de las mujeres y en el destino de los niños, al no dejarles a futuro otra alternativa que el sembrado y maceración de la hoja de coca. En esta tarea no caben pretextos presupuestarios ni excusas melindrosas.

Entonces, si hay decisión política, jamás podrá faltar chalecos antibalas para los soldados; equipos UAV (aviones no tripulados) y de comunicaciones; control de insumos químicos utilizados en la elaboración de pasta básica de cocaína; presencia de comandos (militares profesionales) para combatir en rápidos operativos a las huestes terroristas; tampoco faltará la coordinación entre los niveles de gobierno local, regional y multisectorial a fin de no debilitar las políticas de desarrollo social y la inversión pública en el VRAE. Es verdad que algunos afirman que los resultados obedecerán a un proceso de mediano y largo plazo. Sin embargo, el país no está para perder tanto tiempo. Aceleremos el proceso apelando a todas nuestras energías a nuestro alcance, entre las que el Ministerio Público y el Poder Judicial representan fortalezas para defender la democracia y el estado de derecho, por lo que no pueden estar exentos de compromiso y menos autoexcluirse.


EXPRESO

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