16.10.09

Añoranzas del antiguo régimen

Por: Jaime de Althaus Guarderas

Ya van dos artículos de Sinesio López y no me responde. Más bien contesta a un argumento que yo no he hecho. Señala que yo sostengo que el modelo económico es tan racional que no necesita de la política (menos aun de la fuerza) para instalarse ni para funcionar. Yo no he dicho eso. Lo que estoy discutiendo es la premisa de la afirmación de Sinesio: “Este capitalismo es salvaje, por tanto necesita de la fuerza (y otras condiciones) para imponerse”. Estoy discutiendo la primera parte de esa proposición: que este capitalismo sea salvaje, o más salvaje que el anterior —rentista y estatista (o socialista)—, que tuvimos en los años 70 y 80. Porque si la premisa no es cierta, la conclusión tampoco.

Sinesio me responde indirectamente con una pregunta: “¿Acaso el desmontaje de la economía rentista antes de 1992 y la instauración de una economía de mercado hubieran sido posibles solo por la fuerza de la razón de esta sin el requerimiento de ciertas condiciones políticas, entre ellas una aplastante correlación de fuerzas a su favor? Para entendernos mejor, la pregunta clave que hay que formularse al respecto es: ¿Por qué Belaunde y Ulloa, a diferencia de Fujimori y Boloña, no pudieron realizar (en el segundo gobierno de FBT) el proyecto neoliberal que compartían? La respuesta es obvia. Los tigres (Belaunde y Ulloa) no tuvieron las mismas condiciones políticas favorables con las que contaron los tigrillos (Fujimori y Boloña). Estos encontraron que el Perú era una pampa (sin opositores) en donde podían instalar incluso un capitalismo sin derechos (salvaje)”.

Para comenzar, acá el argumento de la fuerza desapareció por completo. Ahora se trata de “ciertas condiciones políticas”. Completamente de acuerdo. El poder de los grupos rentistas —industriales, trabajadores protegidos, empresas públicas, etc.— era mucho más fuerte a inicios de los 80 que a inicios de los 90, cuando el orden que los beneficiaba, atrapado en sus contradicciones internas, se derrumbó en medio de la hiperinflación. Ese capitalismo estalló porque era en sí mismo una bomba de tiempo. Se basaba en la extracción de rentas o ingresos de las mayorías por parte de grupos favorecidos. Se agotaba a sí mismo.

Colapsado el sistema que los favorecía, aquellos grupos no tenían fuerza política para oponerse a un nuevo orden que eliminara sus privilegios. Es cierto. Absolutamente cierto. Pero llamar a dichos privilegios “derechos”, solo indica que se está haciendo ideología para defender los intereses de los grupos que perdieron sus prebendas. Es la nostalgia del antiguo régimen.

EL COMERCIO

No hay comentarios: