28.10.09

Un genocidio económico

La Asamblea General de las Naciones Unidas votará hoy una resolución que propone poner fin al bloqueo económico y comercial contra Cuba. Se espera que otra vez la casi totalidad de países –entre ellos el Perú– vote a favor de la propuesta.

Se calcula que una vez más sólo Estados Unidos e Israel, además de algún pequeño país, votarán en contra.

Hace pocos meses, una Cumbre de las Américas votó por unanimidad a favor de la cesación del bloqueo. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, insinuó en esa ocasión un cambio en la línea de hostilidad contra Cuba, al hablar de un nuevo diálogo con el país de José Martí. Pero hasta ahora todo sigue su curso anormal.

Algunos políticos y periodistas conservadores critican el odio empecinado concentrado en ese bloqueo, que impide hasta vender medicinas a Cuba, y castiga, conforme a la Ley Torricelli, a empresas que osan comerciar con la isla. La desmesura llega a impedir que los barcos que llegan a Cuba toquen durante seis meses puertos de Estados Unidos. Esto encarece los productos que Cuba adquiere.

Hay quienes sostienen que el bloqueo favorece en el fondo al régimen cubano, puesto que tal hostilidad suscita indignación en el pueblo afectado.

Lo cierto que el bloqueo es contrario al derecho internacional, a la soberanía y la libre determinación de los países que quieren trato comercial con Cuba. Es una intromisión descarada en la política y la economía de terceros países.

La base de esa medida es, por supuesto, la Revolución Cubana, que se atrevió a romper el dominio imperialista y a inaugurar el socialismo en la América.

Las raíces “legales” de la actitud son siniestras. Una de ellas es la Ley de Comercio con el Enemigo, acordada como medida de guerra en 1917, en plena guerra mundial, a fin de prohibir el comercio con estados hostiles. Pero lo cierto es que entre Cuba y Estados Unidos no hay conflicto armado.

Otro factor es la Ley Helms-Burton, que prohíbe la entrada a Estados Unidos de todo ejecutivo de empresas que hayan comerciado con Cuba. Esta muestra de intolerancia y barbarie sintetiza el carácter de la política anticubana de Washington.

No podemos saber lo que ocurrirá hoy respecto de la resolución contra el bloqueo a Cuba. Es posible que los votos en contra continúen encogiéndose casi hasta el grado cero de la vergüenza.

La historia de las votaciones a ese respecto es ilustrativa. Cuando, en 1992, por vez primera se consultó a la Asamblea General, hubo 59 votos a favor, tres en contra y 71 abstenciones.

En el 2000, hubo 167 votos a favor, tres en contra y cuatro abstenciones.

Hubo el año pasado 185 votos a favor, tres en contra y sólo dos abstenciones.

Puede decirse, entonces, que la inmensa mayoría de la humanidad rechaza el genocidio económico contra Cuba.

En suma, la humanidad le dice ¡NO! al bloqueo inhumano.


la primera

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