Es importante reflexionar sobre lo que viene ocurriendo en el Perú, con respecto a los accidentes de tránsito y más importante aún, es comprometernos con la posibilidad de influir contundentemente en la solución a este problema de carácter humano que nace a partir de un accidente, sea este de menor o mayor cuantía. Hay algo que está por encima de estos graves y atendibles hechos humanos y no podremos evitarlos en la medida que no se inicie profundamente y desde las mismas entrañas de la colectividad un proceso que involucre directamente a la educación vial en la niñez, la juventud y en la población adulta, con comprometidas y sostenibles campañas de prevención en seguridad vial. Sin educación vial es difícil de lograr el cambio cultural que se requiere y sin la participación del Estado a través de autoridades comprometidas de las instituciones privadas y de la comunidad se convierte en casi imposible. En los centros de educación básica, superior y técnica se debe instaurar como asignatura obligatoria la educación vial, como es en otros países que desde la niñez empiezan a internalizar los fundamentos básicos de la percepción del riesgo, el valor y respeto que le debemos dar a la vida y cuando ingresan a la adolescencia y juventud, la internalización de la normatividad y seguridad vial…a trabajar funcionarios del ministerio de Educación…. El valor de la vida no es una frase llena de retórica, es más que eso, es el derecho fundamental a la calidad de vida de los seres humanos que nos lleva a considerar este hecho como irrenunciable y justo. Debemos dejar huella en nuestra colectividad sobre el valor de la vida, para mitigar los accidentes producidos por seres humanos contra otros seres humanos.
LA PRIMERA
LA PRIMERA
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