27.10.09

A todo pulmón

Uri Ben Schmuel
uribs@larazon.com.pe


El presidente García se ha puesto a patinar sobre una capa de hielo muy delgada al opinar sobre la señora Susan Hoefken. Si ya está mal que la prensa condene a la ligera –y aquí hacemos un mea culpa por calificarla de “robapulmón” en una llamada de portada–, peor aún que el primer mandatario sentencie sin respetar el curso de las investigaciones. Y, para colmo, ha dicho que es peruana de casualidad, que no merece serlo y que tendría que renunciar a la nacionalidad o deberían quitársela.
Asumamos que finalmente se prueba que todo fue un ardid de la señora Hoefken (después de verla en el programa de Nicolás Lúcar, sin embargo, tenemos nuestras dudas, a menos que sea una magnífica actriz). En ese caso, por cierto merece un castigo. Pero uno tipificado en el Código Penal y aplicado por los jueces. Y, hasta donde sabemos, ningún delito contra la fe pública contempla como sanción el retiro de la nacionalidad o la obligación de renunciar a ella.


De paso, si todo aquel que perjudica la imagen del Perú mereciera convertirse en apátrida, pues hay, de lejos, muchos otros candidatos con más méritos que la señora Hoefken. Abimael Guzmán, por ejemplo. ¿Existe algún peruano –a excepción de los miembros de la CVR, naturalmente– que no considere que perjudicó a nuestro país? Y sin embargo, hasta ese tipejo tiene derecho a su nacionalidad.

Porque si cada uno empieza a hacer una lista de acuerdo a sus simpatías y antipatías sobre quién merece ser peruano y quién no, sería la de nunca acabar. De modo que mejor no empezar. Suponemos que a estas alturas, el presidente García ya debe haberse arrepentido de la boutade. Aunque tal parece que no se lo comunicó aún a la ministra Aráoz, que ayer apoyó tamaña barbaridad. (¿Por qué será que algunos ministros, a riesgo de hacer el ridículo, se empeñan en ser más papistas que el Papa?)

En suma, podemos discrepar, a veces (demasiadas) con ferocidad. Pero todos, incluyendo a Susan Hoefken, tenemos derecho a ser peruanos. Y a cantar nuestro himno. A todo pulmón.


LA RAZON

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