16.10.09

La derecha está podrida

En estos días se ventilan dos casos que tienen como protagonistas a personajes de la derecha: uno es Silvio Berlusconi, premier de Italia, que aparece como ladrón y estafador por muchos millones de dólares.

Un rasgo interesante trae a la memoria actitudes recientes de gobernantes y políticos de la derecha peruana: el intento de “poner las manos al fuego” en defensa de delincuentes probados.

Tal es el caso de Mariano Rajoy, sucesor de José María Aznar en la dirección del derechista Partido Popular español. Rajoy dijo en mayo de este año sobre Francisco Camps, presidente de la Generalitat de Valencia:

“Paco: estamos contigo, como siempre. Y la inmensa mayoría de los ciudadanos se van a llevar una enorme alegría para disgusto de esos inquisidores del siglo XXI que son de una crueldad infinita, pues no tienen razón ni corazón”.

Otro dirigente del PP fue más lejos: “Frente a la mentira y la calumnia tiene que ganar la decencia de Paco Camps, el más honorable de todos los valencianos y de todos los españoles”.

Ahora, el honorable Camps está enjuiciado y con muchos folios de pruebas contra él y su partido, por financiación irregular de éste y por contratación de obras con una red corrupta de empresas. Ricardo Costa, brazo derecho de Camps, ha sido destituido por las mismas razones.

El del ultraderechista Berlusconi es, por su parte, un escándalo monumental. El abogado Donald David Mills, experto en paraísos financieros, tuvo que confesar, ante un cúmulo de pruebas, que había ayudado al premier a robar fortunas, inventar empresas y burlar al fisco.

El juicio a Berlusconi había sido suspendido gracias a una ley, el Laudo Alfano, que el magnate promulgó a los 25 días de asumir por segunda vez el poder. Ese dispositivo garantizaba inmunidad al jefe del Estado.

Para desgracia de don Silvio, el Tribunal Constitucional de Italia acaba de declarar inconstitucional la ley Alfano.

Un periodista que ha estudiado la sentencia de 400 páginas dictada por la jueza Nicoletta Gandus ha escrito:

“Lo más impresionante de la sentencia es que, lejos de basarse en declaraciones, se basa en hechos. Hay documentos internos de Fininvest firmados por el grupo (creado por Mills) que evidencian la absoluta irregularidad de los balances extranjeros y demuestran que Berlusconi robaba dinero de las compraventas de derechos televisivos para metérselo al bolsillo y ponerlo en cuentas secretas que pertenecían a empresas off shore de su propiedad”.

Berlusconi es dueño de varias redes de televisión, que se añaden a su manejo de la TV estatal. Posee, además, diarios, revistas y radioemisoras. Todo ese aparato le sirve de pantalla para sus malos manejos.

Berlusconi es un exponente del poder mediático al servicio de la codicia y la corrupción.


CESAR LEVANO

LA PRIMERA

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