27.10.09

En el crecimiento está el secreto

Para muchos políticos tradicionales, más valen diez puestos de trabajo creados por el Estado –con ceremonia, discurso de inauguración y conferencia con los medios– que mil empleos generados en silencio por el sector privado.

Posiblemente esa deformación profesional explique la posición del presidente García –quien es, al final de cuentas, un político hasta el hueso– ya que en un artículo publicado en El Comercio puso excesivo énfasis en el impacto que el gasto público habría tenido en mejorar los indicadores sociales y en reducir el nivel de pobreza en la población.

En realidad, con el mismo nivel de gasto estatal que el que fuera efectivamente ejecutado en los últimos años, pero con un crecimiento económico de solo 4%, ese artículo nunca se hubiera siquiera redactado, menos aún publicado. Ello debido a que el grueso de la mejora en la calidad de vida del peruano se ha dado no por gasto social o inversión estatal sino gracias a cuatro años de crecimiento alto, a un promedio de 8.5%, impulsado por el sector privado.

Esta reflexión me parece importante porque en la actualidad estamos camino a un insuficiente crecimiento de no más de 4% para el próximo año; sin embargo, el Gobierno parece encontrarse muy satisfecho. Incluso si esa proyección se hace realidad, la larga lista de indicadores contenidos en el artículo mencionado se congelará en el tiempo porque a ese bajo nivel de crecimiento no se logra mejora para los peruanos.

Por tanto, si el Gobierno quiere continuar reduciendo la pobreza, tiene que pisar el acelerador a fondo en las medidas que facilitan y promueven la inversión. Por ejemplo, a la buena idea de abrir entidades públicas los fines de semana habría que agregarle una masiva reducción en trámites y la eliminación de aranceles, así como otros sobrecostos.

También fomentar con ganas la formalización del empleo, entregar todo lo que se pueda en concesión –el fracaso del paro portuario confirma que la oposición a la inversión es una pequeña cofradía–. La mejora de la infraestructura va directamente a la vena de la competitividad y al bienestar de la población.

Así que si el Gobierno se pone las pilas y el crecimiento llega al 6%, entonces el presidente García podrá volver a escribir sobre los avances en los indicadores sociales. Pero, en caso contrario, solo nos quedará guardar el último artículo, aunque el papel se torne amarillo.


PERU 21

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