16.10.09

Un superávit engañoso

Por: Humberto Campodónico

De enero a agosto del 2009 la balanza comercial presentó un superávit de US$ 2,828 millones. Viendo esta cifra de manera aislada podría decirse que “estamos bien”, pues la balanza sigue en azul. Las cosas cambian un poco cuando se compara el 2009 con el 2008, pues se ve una disminución del 11%. Aun así, esta caída parece leve en el contexto de la más fuerte crisis económica internacional desde 1929.

Pero cuando se analizan uno a uno los componentes de la balanza comercial, entonces el panorama es muy distinto. Las exportaciones totales han disminuido en casi US$ 5,000 millones de enero a agosto, es decir, 28%. Han caído más las tradicionales (-29%), lo que era de esperarse debido a la reducción de los precios internacionales.

Las no tradicionales han caído en 22% en el mismo periodo. Así, las textiles caen de US$ 1,313 a 973 millones, las químicas de US$ 765 a 527 millones y las agroindustriales de US$ 1,200 a 1,089 millones.

La baja del dólar afecta menos a las tradicionales, pues la compra de insumos y gastos que realizan en el mercado interno no es un componente tan significativo de su contabilidad como sí lo es para las no tradicionales. Hay que agregar que para saber el verdadero impacto que estas sufren habría que desagregar las ventas que se realizan en euros y otras monedas que se han apreciado frente al dólar.

Más sorprendente aún es la caída de las importaciones en US$ 5,846 millones, es decir, 30% menos que el año pasado. Los insumos sufren la baja más pronunciada (40%) con US$ 4,100 millones. Lo que más cae son los productos petroleros (por la baja del precio), de US$ 3,900 a 1,600 millones. Pero también caen los insumos para la industria, de US$ 5,600 a 3,972 millones.

Lo mismo sucede con todos los bienes de capital que caen 23%. Aquí se destaca el hecho de que la menor caída les corresponde a los bienes de capital para la industria, de US$ 3,684 a 3032 millones, -5.5%.

Al revés que para las exportaciones, la apreciación del sol favorece a los importadores los mismos que, además, se han visto beneficiados por la reducción arancelaria inconsulta del 2007. Esa es una de las razones clave que explica la débil caída relativa, menos 13%, de las importaciones de bienes de consumo.

El problema aquí para quienes producen para el mercado interno, como la industria textil, es que no solo tiene que hacer frente la apreciación del dólar sino a productos subvaluados, por ejemplo, de China e India.

Así las cosas, el superávit de la Balanza Comercial es engañoso si se mira aisladamente. Las exportaciones e importaciones se acompañan mutuamente en una fuerte caída. En el caso de las primeras, las alarmas suenan por el impacto negativo en las no tradicionales, mientras que para las segundas la caída es también fuerte aunque algo menos pronunciada (si se excluye a las importaciones de petróleo).

Dicho de otra manera, los términos del intercambio siguen siendo determinantes. Como dice José Antonio Ocampo, ex secretario Ejecutivo de la CEPAL: “La alta vulnerabilidad a los shocks externos, tanto positivos como negativos, continúa siendo la regla.

Quizá lo fundamental es que esto refuta el mito de que América Latina estaba creciendo rápido porque, finalmente, había adoptado las políticas correctas. ¡Los factores externos fueron más importantes!” (ver www.cristaldemira.com, 01/11/2008).

Todos los artículos del autor pueden ser leídos en: www.cristaldemira.com

LA REPUBLICA

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