26.10.09

Las deudas se honran

La inauguración de la casa albergue para el personal de tropa del Ejército que se halla en situación de discapacidad es, sin duda, un hecho reparador y aleccionador. Porque ofrece a quienes han combatido y combaten por la patria y la democracia una recompensa a su sacrificio. No es lo ideal ni suficiente, pero es algo concreto que beneficia a la familia militar tan vapuleada por la izquierda radical y su aliada la progresía, fusionadas en una entelequia mal llamada “sociedad civil”, promovida sólo para minar la moral de los uniformados y desunir a la ciudadanía.

El país tiene una deuda con las fuerzas armadas y policiales. Y esta casa albergue es parte –pequeña– de ese pago por su mérito. Reemplaza al raído local que existe ahora y que, como para graficar el grado de indiferencia de los sectores interesados en socavar la integridad de militares y policías, se encuentra en estado ruinoso, al extremo que ha sido declarado inhabitable por el Instituto Nacional de Defensa Civil. La nueva sede de los discapacitados de las FF AA y la PNP tiene cinco pabellones y 80 camas, cocina equipada, comedor, salas de espera y ambientes para esparcimiento. Además, el Ministerio de Salud ha entregado una ambulancia para el traslado de los alojados a hospitales y establecimientos de salud.

El congresista Luis Gonzales Posada, gestor de la iniciativa y un constante promotor de normas y acciones a favor de las fuerzas del orden y de los discapacitados en el país, merecerá el reconocimiento de las FF AA y la PNP. Lo mismo que el congresista Michel Urtecho, segundo vicepresidente e idóneo representante de la población discapacitada, quien con su trabajo e investidura demuestra a propios y extraños que la minusvalía no constituye limitación para el desarrollo personal.

En el marco del decenio dedicado a promover la inclusión de las personas discapacitadas en la vida de las sociedades, y a propósito del día alusivo a esta necesaria promoción humana que acabamos de celebrar, resaltamos la inauguración de esta casa albergue. Los peruanos que por diversas razones tienen alguna discapacidad deben estar conscientes –y junto a ellos la comunidad entera– de que el concepto minusvalía es anacrónico, ya que ahora, con justicia y propiedad, se habla de capacidades diferentes. Esto, en el caso de los soldados y policías, verdaderos héroes de la pacificación y la lucha contra las lacras del terrorismo y el narcotráfico, cobra un significado especial. Porque se trata de hombres y mujeres que, por acción de su servicio al país, se volvieron discapacitados. Y para superarlo deberán encontrar –como seguro lo harán– capacidades diferentes que les permitirá seguir participando activamente en el desarrollo de su institución y del país. Por ello, hay que alabar a quienes se preocupan por brindarles las condiciones de rehabilitación apropiadas que lo hagan posible.


EXPRESO

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