27.10.09

Educación y salud

Si el Perú quiere realmente avanzar hacia el desarrollo necesita invertir cada vez más en Educación y Salud.

La tarea no es imposible pero sí ardua y difícil. Porque no sólo se trata de destinar importantes recursos económicos –con perspectiva de mediano y largo plazo– sino que esa perspectiva se afiance sobre la estabilidad política, económica, social e institucional, a cuya construcción y consolidación hay que dedicar también importantes esfuerzos. Sobre todo de actitud y aptitud. Crítica labor para un país que debe responder a los retos del presente, respondiendo a la vez –con ímpetu– a los del futuro. Promover el vigor de las instituciones democráticas y del sistema que las cobija, mantener la estabilidad macroeconómica e incrementar el flujo de las inversiones, y desarrollar una política de inclusión social que extienda los beneficios del avance a todos los peruanos, es una grande, compleja y seria tarea.

Por ello es tan aleccionador lo que ha conseguido el Perú en materia de Educación y Salud. Algo que ha sido registrado por el reciente estudio de la ONU sobre nuestro país, que abarca desde 1990 hasta el 2008, periodo en el cual nuestra población se incrementó de 22 a 29 millones de habitantes.

En Educación el país ha logrado que el analfabetismo descienda en forma sostenida: del 18.1% registrado en 1991; 12% en el 2004; y 6% el 2008. Entre tanto, el número de alumnos inscritos en universidades se ha elevado de 368,000 en 1991 a 654,000 el 2008. En cuanto a la culminación de la educación primaria, indicador clave de desarrollo social, en particular en el medio andino y rural, la proporción de alumnos que terminan la primaria –entre las edades de 12 y 14 años– subió de 56% en 1994 a 77.7% el 2008, siendo ahora mayor el número de mujeres que cursan Primaria y Secundaria en el país. Todo ello en el marco de una profunda reforma que tiene como uno de sus pilares la elevación del nivel del magisterio.

En Salud, de otro lado, la mortalidad infantil en niños menores de 5 años disminuyó de 57% en 1990 a 18% el 2008; mientras que en ese mismo período la tasa de vacunación contra el sarampión subió de 60% a 90% entre la población infantil. Además, la mortalidad materna por 100,000 nacidos vivos bajó de 265 casos en 1996 a 70 el 2008, haciendo posible que el Perú adelante varios años de lo previsto metas fijadas para los países dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Todo este esfuerzo será consolidado y extendido en el marco de la aplicación gradual del Aseguramiento Universal en Salud iniciado en agosto pasado en las regiones más pobres del país.

Educación y Salud son las vigas maestras del desarrollo. Sostengámoslas todos con convicción y perseverancia, de tal manera que tengamos en ambos sectores políticas de Estado apoyadas resueltamente por la ciudadanía.


EXPRESO

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