1.10.09

Solidaridad contra el terror

Carlos Urrutia
Columnista


Quiero expresar mi solidaridad más sincera con Salomón Lerner Febres y mi más alto aprecio por su labor en la presidencia de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, así como, también, mi más profundo rechazo a esa práctica terrorista de amenazar por teléfono a una persona que no tiene para defenderse más que una obra en defensa de los derechos humanos, violados en últimos veinte años del siglo pasado y una larga y brillante trayectoria académica.

La mayoría de los peruanos respalda esa obra y respeta al Dr. Lerner por su decidido compromiso con quienes perdieron la vida, o parte de ella, en ese infausto episodio de la vida nacional, por lo que es ahora el vicepresidente de la Comisión de Alto Nivel para la creación del Museo de la Memoria.

Es triste comprobar que en el Perú subsisten todavía quienes ven en la guerra una solución para problemas que tienen origen en el abandono de la mayor parte de nuestro pueblo por sus autoridades políticas y económicas y, más triste aún, que algunos de ellos todavía tengan poder político.

Cómo no recordar al fujimorismo siempre amenazante, destruyendo “El Ojo que Llora”, gritando en la sentencia de Fujimori “Esto no va a quedar así”, apareciendo como fuerza de choque en las calles creando miedo con sus banderas naranja, evocando las artes marciales más que el diálogo.

Toca al gobierno y al Estado garantizar la seguridad de Salomón Lerner y de su familia, pero también empujar a la justicia para ubicar y sancionar a quienes están detrás de estas fechorías.

Una de las formas más efectivas es denunciar cada acto que se cometa contra los derechos humanos en su distrito o en su barrio, es hacerlo conocido por la comunidad. Ese es el valor inestimable del Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.

En 1999, la Organización Médicos sin Fronteras recibió el Premio Nobel y su representante dijo en su Discurso de Orden una verdad que es universal: “Durante mucho tiempo se ha confundido el silencio con la neutralidad… No estamos seguros de que las palabras salven vidas, pero si lo estamos de que el silencio puede matar.”

LA PRIMERA

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