19.2.09

Chat y respuesta

“E” vive en California hace ya una década. Su broder fue un comerciante (24) y un día, en 1986, desapareció en la selva peruana. E, vía Chat: “Yo no dejaré de creer en la inocencia de Fujimori hasta que se pruebe lo contrario. Quiero pruebas, porque de lengua me como un guiso. Con el corazón o el hígado no se sienta precedentes valederos en Derecho. Luis, acaso alguien le devolverá el hijo perdido a mi madre ¿Qué oscuros intereses cargan a ese anciano? ¿Dónde están los rambos y sus jefes?...¿o es que son de apellido aristocráticos o familia podrida en plata? Deja de un lado la política y machaca el lado humano...ese que sólo vende Día D pero en versión Junk food; "meterlo a la cárcel" y muy poco se habla de hacer justicia. Malapalabrero, habla de mi maldita suerte”. Contesto: “Acuérdate cuando vino el jurista internacional Andreu, el experto en casos de lesa humanidad a nivel mundial (Ruanda; Ex Yugoslavia) y dio a entender que felicitar al grupo Colina o no investigarlo era suficiente. O sea una sentencia no sólo debe ponderar testimonios escritos u orales. No creo que sea el anciano que describes; lo dibujas indefenso, cuando atrás de él hay una máquina fujimontesiaprista. El problema de Fujimori no es Nakazaki. Tampoco los fiscales y abogados y medios de comunicación. Es él mismo: un dictador que se zurró sobre el Perú, atropelló su Constitución, los derechos humanos, y hasta fue corrupto. Entiendo lo de tu hermano. Miles de peruanos también tienen esa sensación de que Fujimori les hizo justicia acabando con el terrorismo. Pero no olvides que fue un grupo de policías el que dio con Guzmán. Hay dos imaginarios; uno, construido a lo largo de la década del noventa, instalado en el chip de esos peruanos a quienes les construía carreteras y desagües. El otro es el que recién se levanta, mal que bien, hacia la utópica democracia.

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