16.2.09

Nuestros marinos en el VRAE

EL DEBER SE CUMPLE EN SILENCIO


Por: Héctor López Historiador

Diversas circunstancias negativas, largamente conocidas por nuestros lectores, han puesto en manos de la justicia a algunos miembros, en situación de retiro, de nuestra Marina de Guerra y, también, a un par de elementos de la plana menor en actividad. Por ligereza, ignorancia y cabe la posibilidad que por mala fe, se ha tratado de involucrar a la institución naval —totalmente ajena a manejos que pudieran ser delictivos de personas que en algún momento estuvieron vinculadas a ella— sin recordar que a los hombres y mujeres que visten el glorioso uniforme de Grau, la patria y sus instituciones democráticas, a lo largo de la historia, le deben mucho y, esa deuda que no se cuantifica materialmente, sí tenemos la obligación de pagarla los peruanos con respeto y gratitud.

En este momento, cuando escribo estas líneas, nuestros marinos se encuentran luchando, exponiendo sus vidas en el VRAE y, más estrictamente, en Vizcatán, para erradicar a los delincuentes narcoterroristas que tanto daño han hecho y siguen haciendo al Perú. Recuerdo a los lectores que el 30 de agosto del año pasado se dio inicio al plan de operaciones Excelencia 777, con el objetivo de limpiar el área de Vizcatán, bastión final de remanentes de Sendero Luminoso, al mando de Víctor Quispe Palomino, “José”. En esta operación intervienen las brigadas de infantería 2 y 31 del Ejército, helicópteros FAP y del Ejército, Policía Nacional, componentes fluviales de la Marina de Guerra y Fuerzas Especiales (comandos) del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina de Guerra.

Estos hombres, óptimamente preparados física y anímicamente, venciendo la resistencia terrorista y las dificultades de uno de los territorios de geografía más desafiante de nuestra patria, ya dominan puntos estratégicos como Bidón, Sanabamba, Mazangaro y Unión Mantaro, donde los delincuentes elaboraban la cocaína que les brindaba ingentes ganancias económicas.

Los narcoterroristas ya no controlan el terreno, pues las patrullas temporales de las FF.AA. aparecen en cualquier momento, les cortan los suministros logísticos y también han roto el flujo de las rutas del narcotráfico. Ahora la segunda fase del plan de operaciones Excelencia 777, lleva el nombre de Vizcatán. La recién creada Región Militar del VRAE tiene su base en Pichari y está bajo el mando del general de división Ricardo Moncada Novoa.

Nuestros marinos tienen el control fluvial en Puerto Ene, Unión Mantaro, Canayre, Sivia, Llochegua, Jatun Rumi, Pichari, Mayapo, Valle Esmeralda y otros puntos más. Actualmente, se encuentran en el puesto de comando del VRAE, en Pichari, pelotones de las Fuerzas Especiales de la Marina de Guerra, debidamente entrenados y equipados, listos para entrar en acción en cualquier momento en la zona de Vizcatán.

Por los factores geográficos sumamente adversos, ya mencionados, existen planes operativos en el VRAE a mediano plazo. Los narcoterroristas conocen perfectamente cada centímetro de su llamado “santuario” y han tenido 20 años para preparar su defensa. Por esta razón la Marina de Guerra construirá una base de control fluvial en Pichari (Cusco) en terreno ribereño al río Apurímac.

Igualmente se establecerán dos bases fluviales móviles más. Una será Puerto Ene, en el río de ese nombre y, la otra, Puerto Ocopa (en el río Tambo) para poder ejercer un control efectivo de los ríos Apurímac y Ene, con operaciones fluviales de corto y largo alcance, sorpresivas, diurnas y nocturnas, de acuerdo con lo que decida el Comando Especial del VRAE. Sobre estos marinos recaen graves responsabilidades y viven en peligro constante. De sus labios jamás se escuchará una queja. Ellos cumplen con su deber en silencio, un silencio que los honra y engrandece.

No hay comentarios: