16.2.09

La Primera Palabra

La saludable decisión gubernamental de apartar de la presidencia del Fondo Mivivienda a un funcionario cuya situación de deudo moroso descalificaba para el cargo, según la ley de banca, y hacía por tanto ilegal su permanencia en el mismo, no puede sino motivar nuestra satisfacción y nuestro reconocimiento por la capacidad que las instancias concernidas tuvieron para rectificar el grave yerro de quebrantar la citada legislación y poner en manos de una persona poco o nada confiable, el manejo de cuantiosas sumas de dinero destinada a la vivienda popular. Según la lógica que primó para la rectificación, resultaba a todas luces incongruente que quien presidía el Fondo Mivivienda no calificaba para obtener ni siquiera uno de los modestos préstamos que otorga la institución.

LA PRIMERA expuso a la luz pública la anómala situación y documentó a sus lectores y a las autoridades sobre las deudas impagas y otros problemas legales del funcionario, obtenidas gracias a las indagaciones de nuestros reporteros, y el hecho motivó inmediatos pronunciamientos que exigieron que el personaje sea reemplazado, algo que ya había recomendado, en términos perentorios, el propio jefe de control interno de Mivienda.

En un primer momento, la respuesta fue el silencio y la indiferencia, pero ante la cada vez más contundentes revelaciones y las lógicas inquietudes políticas que el caso motivaba, el gobierno optó por el saludable camino de la rectificación y la enmienda y la semana pasada el cese fue aprobado y su ejecución parece estar pendiente sólo de formalidades burocráticas.

El caso motiva a reflexionar por la importancia que la prensa crítica tiene para

el desempeño del poder en sus diversas instancias. De no haber sido por la alerta lanzada por LA PRIMERA, tal vez el funcionario hubiera seguido en una responsabilidad que no le correspondía por razones legales y de seguridad de los dineros públicos.

Ese es el papel que este periódico cumple y lo seguirá haciendo: ejercer la denuncia y la crítica implacables, para que las autoridades puedan rectificar y mejorar su desempeño, por encima de posiciones políticas u otros criterios. Esa es la manera que hemos escogido para servir al país, con ánimo constructivo y buscando siempre el bien de todos, sin odios ni sectarismos que a nada conducen y que tanto daño han hecho al Perú en su historia.

Seguiremos en la misma trinchera, por encima de presiones, amenazas más o menos veladas o chantajes de quienes no saben apreciar la importancia de las voces críticas y prefieren el sometimiento y la incondicionalidad que jamás conseguirán de nosotros.

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