21.2.09

Manos de mujer

`Era insostenible la permanencia del general PNP (r) Remigio Hernani Melloni a cargo del Ministerio del Interior. Como nota curiosa –que describe las últimas horas en las que estuvo Hernani en el portafolio, y que no dejan de tener cierto contenido divertido– es el hecho que mientras repetía que no renunciaría, y que el cargo dependía de la confianza del presidente de la República, en paralelo EXPRESO publicaba en portada la denuncia de dos coroneles de la PNP que acusaban nada menos que al inspector general de la institución policial de liderar la mafia que roba combustible.

Esto, sumado al triste episodio en el que murieron policías en el desalojo del Santuario Histórico de Pómac, o a las rencillas con el general Octavio Salazar, ex director de la Policía, dejaba expedito el camino para que lo hicieran renunciar, tal como ha ocurrido.

El episodio Hernani confirma la papa caliente que implica el sector Interior. Ante esta complejidad el jefe de Estado recurre hoy a su partido y coloca en el sillón ministerial a Mercedes Cabanillas Bustamante, una hábil dirigente partidaria que pertenece al reducido núcleo duro del Partido de Haya de la Torre, y lo hizo hasta en cierta forma como regalo a un sector de su militancia que se siente proscrito del gobierno. Vale decir, García hizo aquel gesto un día antes de los festejos en el marco del denominado “Día de la Fraternidad”. No obstante, ya antes el presidente García había tenido como ministro del Interior a otro hombre fuerte del APRA, Luis Alva Castro, para reemplazar a la primera mujer que ocupó ese despacho, Pilar Mazzetti. Lamentablemente Alva Castro fracasó al igual que Mazzetti. Entonces, con estos antecedentes, el futuro de la seguridad ciudadana –es decir, el mantenimiento del orden interno y la lucha contra la delincuencia– es algo que hasta ahora no ha logrado consolidar la segunda gestión García. Hacemos votos porque sí suceda esta vez.

La flamante ministra del Interior ha anunciado que reorganizará la PNP, intensificará la capacitación y que se pagarán bonos de productividad para mejorar el ingreso de los agentes policiales. Sin embargo la gran interrogante es si la oposición política –y la corrupción enquistada en el sector Interior– la dejarán trabajar y articular las medidas anunciadas. El presidente García está obligado entonces a brindarle todo su apoyo a la ministra Cabanillas. Lo exige la salud del país, así como la de su régimen y asimismo la de su partido. Es indispensable que el sector Interior se oxigene y consiga acabar con el falso espíritu de cuerpo puesto en práctica en torno a sonados casos de corrupción, como única alternativa para levantar la alicaída imagen, moral y mística de la Policía Nacional.

Por su parte la nueva ministra deberá acometer reformas sustantivas: mejorar la disciplina policial; luchar contra la corrupción en todas las áreas; acabar con la impunidad; ordenar Fovipol y Fospoli para que no sean tierra de nadie ni chacra propia de algunos; hacer transparentes las licitaciones; insistir en el cambio de matriz energética para los patrulleros volcándola al uso de GNV, etc. Más vale que tenga éxito la doctora Cabanillas, porque su fracaso sería la derrota de quienes buscamos que mejore la calidad de vida de los peruanos con un país con menos delincuencia, lacra que hasta ahora a diario cobra más víctimas.

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