18.2.09

Congreso contra progreso

Imagínese -sin llegar a poner los ojos en espirales, como los personajes que están locos de Condorito- que usted es Napoleón y que acaba de ordenar a su artillería durante una complicada batalla que dispare todas sus salvas para impedir el avance del enemigo. ¿Cómo reaccionaría si se entera de que los cañoneros se han puesto a discutir entre ellos y han decidido que su disposición pase a tratarse en una comisión? ¿Alucinante, no?

Pues algo de eso está pasando en este inmenso manicomio llamado Perú.

Somos hasta ahora uno de los pocos países del mundo que viene sorteando los peores efectos de esta gigantesca crisis mundial y el Congreso, en lugar de apoyar al MEF dándole trámite rápido a sus medidas para mantener activa a nuestra economía, se ha puesto ahora exquisito y hace poco decidió no votar en el pleno una de estas medidas claves sino devolverla a la Comisión de Presupuesto para su estudio (o sea, enterrarla). ¡Es decir, ni un enemigo extranjero sería tan eficaz para hacerle daño a nuestra nación!

Pero claro, si se desperdicia el precioso tiempo legislativo en absurdos como nombrar una comisión para el caso Petro-Tech, que es manifiestamente inútil... ¿Son imbéciles, son saboteadores, son irresponsables, son las tres cosas anteriores juntas o qué? ¿No se dan cuenta de la dramática urgencia que tiene la situación que enfrentamos? Nadie dice que son una mesa de partes que debe visar los proyectos del MEF sin discusión y todos reconocemos la alta dignidad de la labor parlamentaria (aunque la ostente cada ejemplar de homínido que Darwin se sorprendería), pero estamos en una EMERGENCIA, el paciente se puede morir si no se le administran todas las medicinas a tiempo (y ya andamos bastante retrasados en nuestra reacción por culpa de Valdivieso) y es un crimen enviar medidas de extrema necesidad a una comisión. Están como el caso real de esos tontos oficiales yanquis que se presenta en la película Tora, Tora, Tora (ese clásico sobre el sorpresivo bombardeo japonés a la base naval hawaiana de Pearl Harbor), a los que unos pilotos amateurs les avisan que una flota de Zeros nipones se dirigen a atacarlos, que se acaba de hundir un minisubmarino espía en plena bahía, que unos remotos operadores de radar han detectado ese enjambre, que Japón hace una hora ha declarado la guerra, y su reacción es lanzar un dominical bostezo y decir que eso ya lo verán sus superiores más tarde, que más importante es el partido de golf que van a jugar. Con esto ya estoy por comprarme esa idea de Jaime Bayly de que el Congreso es la figura más inútil y retardataria de nuestra organización estatal, una especie de órgano primitivo que se ha quedado en el cuerpo, y que sólo es nocivo, pernicioso, cual tumor. Fue servil con Leguía, Sánchez Cerro, Benavides, Odría, el primer alanismo y el segundo Fujimori; tumbó a Bustamante y al primer belaundismo; se buscó el golpe (con el mayor aplauso popular) en el primer fujimorismo; no enfrentó para nada los gravísimos problemas del país durante el segundo belaundismo; se dedicó a hacernos pasar vergüenzas diarias con Toledo y ahora no colabora a evitar la crisis. ¡Ni el general chileno Patricio Lynch fue tan eficiente!

P.D. Columna esporádica de vacaciones

Aldo Mariátegui

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