La palabra “histórica”, en relación a sucesos políticos y económicos, ha sido tan manoseada que se ha vaciado de contenido y ya suena a lugar común. Sin embargo, en el caso de la visita al Perú del presidente chino Hu Jintao, el término vuelve a cobrar su sentido real y trascendente. China es la tercera nación más importante para el comercio mundial y la cuarta economía mundial.
Y con este gigante el Perú ha cerrado un TLC. Cómo no decir que es histórico. Nos hemos asociado estratégicamente con un país con el que el intercambio comercial el año pasado alcanzó en promedio los US$ 6 mil millones, y podría saltar a entre 20 mil y 30 mil millones de dólares de aquí al 2015.
Se ha conseguido la entrada a China del 80 por ciento de nuestras exportaciones en desgravación inmediata y se logró excluir de las negociaciones 592 partidas arancelarias de los sectores de calzado, textiles y confecciones. Como será la cosa de buena que hasta Eduardo Farah, presidente de la SNI que no sin razón pedía precauciones, se ha mostrado entusiasmado.
Por mucho tiempo se consideró a China una amenaza emergente. Lo cierto es que en nuestro caso pasa a ser un socio constructivo. Es nuestro segundo destino de exportaciones y a este paso se convertirá en el primero.
Se dirá, argumentos no faltan -y haciendo una comparación deportiva, ya que allí fueron las Olimpiadas-, que mientras China ganaría una medalla de oro por su desempeño económico, en el podio de las libertades personales no puede aspirar ni siquiera a un bronce. Cierto. Pero si nos guiáramos de esos estándares para comerciar, deberíamos darle la espalda a medio planeta. Por lo demás, la actual constitución china proclama que la propiedad privada obtenida legalmente es inviolable y se nota ya que la liberalización económica llevará, más temprano que tarde, a las otras libertades básicas. Ya llegará el momento en que China dejará atrás el actual socialismo de mercado.
Por supuesto, ya la CGTP y otros jurásicos han puesto el grito en el cielo por este TLC. La palabra les produce la misma reacción que el ajo al vampiro. Lástima que sigan viviendo en el siglo XIX y las anteojeras ideológicas les impidan ver lo que sucede en el mundo real. Infantil su actitud de protestar contra el APEC. Dicen defender a los trabajadores y en el fondo quieren mantenerlos en la pobreza. Miren nomás lo que pasó en Vietnam, que logró obtener inversiones por US$6 mil millones un año y medio después de que realizara la Cumbre del APEC, en 2006. En medio de todo este enredo de los “petroaudios” es bueno poder comentar sobre un hecho positivo para el país. Enhorabuena.
Y con este gigante el Perú ha cerrado un TLC. Cómo no decir que es histórico. Nos hemos asociado estratégicamente con un país con el que el intercambio comercial el año pasado alcanzó en promedio los US$ 6 mil millones, y podría saltar a entre 20 mil y 30 mil millones de dólares de aquí al 2015.
Se ha conseguido la entrada a China del 80 por ciento de nuestras exportaciones en desgravación inmediata y se logró excluir de las negociaciones 592 partidas arancelarias de los sectores de calzado, textiles y confecciones. Como será la cosa de buena que hasta Eduardo Farah, presidente de la SNI que no sin razón pedía precauciones, se ha mostrado entusiasmado.
Por mucho tiempo se consideró a China una amenaza emergente. Lo cierto es que en nuestro caso pasa a ser un socio constructivo. Es nuestro segundo destino de exportaciones y a este paso se convertirá en el primero.
Se dirá, argumentos no faltan -y haciendo una comparación deportiva, ya que allí fueron las Olimpiadas-, que mientras China ganaría una medalla de oro por su desempeño económico, en el podio de las libertades personales no puede aspirar ni siquiera a un bronce. Cierto. Pero si nos guiáramos de esos estándares para comerciar, deberíamos darle la espalda a medio planeta. Por lo demás, la actual constitución china proclama que la propiedad privada obtenida legalmente es inviolable y se nota ya que la liberalización económica llevará, más temprano que tarde, a las otras libertades básicas. Ya llegará el momento en que China dejará atrás el actual socialismo de mercado.
Por supuesto, ya la CGTP y otros jurásicos han puesto el grito en el cielo por este TLC. La palabra les produce la misma reacción que el ajo al vampiro. Lástima que sigan viviendo en el siglo XIX y las anteojeras ideológicas les impidan ver lo que sucede en el mundo real. Infantil su actitud de protestar contra el APEC. Dicen defender a los trabajadores y en el fondo quieren mantenerlos en la pobreza. Miren nomás lo que pasó en Vietnam, que logró obtener inversiones por US$6 mil millones un año y medio después de que realizara la Cumbre del APEC, en 2006. En medio de todo este enredo de los “petroaudios” es bueno poder comentar sobre un hecho positivo para el país. Enhorabuena.
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