Salvemos a Chan Chan

Chan chan, la urbe de barro más grande del mundo, esta en nuestro país, y lamentablemente por ignorancia o por maldad, personas inescrupulosas están destruyéndola, sin que las autoridades a quienes este caso compete directamente, hagan algo por evitar semejante desastre, y trabajen arduamente para proteger su conservación; tal como, casi solitario, el doctor Cristóbal campana, viene haciéndolo hace muchos años.

Es cierto, que el gobierno peruano en su política cultural y educativa, ha considerado de suma importancia la inversión sostenible para nuestros monumentos históricos, dentro de los cuales se encuentra Chan Chan sin lugar a dudas; disponiendo la creación de la Unidad Ejecutora 110, la que tiene como objetivo principal, implementar el “Plan Maestro para la Conservación y Manejo del Complejo Arqueológico de Chan Chan”.
Sin embargo, el Instituto Nacional de cultura, no estaría haciendo nada positivo, directo ni enérgico, para erradicar a los invasores que han infestado dicho lugar, en algunos casos para huaquear, y en otros, traficando como vendedores de terrenos para vivienda, al amparo de disposiciones legales, que no han nacido para favorecer ese tipo de pretensiones y extrañamente las imponen.

“Lo que hagamos siempre será insuficiente, pues ni nuestra vida toda será suficiente para ver a Chan Chan completamente revivido; sin embargo, todo lo avanzado nos alienta y nos compromete en la tarea conjunta de aunar esfuerzos, para lograr que Chan Chan sea retirado de la lista ominosa de “Patrimonio Mundial” en peligro, los convocamos a ello” ha sostenido y sostiene el doctor Cristóbal Campaña, arqueólogo y ex Representante de la Nación, quien prácticamente ha dedicado toda su vida a la referida conservación, enfrentándose solo para lograr el efecto que persigue.

Ya es hora, que el Perú tome conciencia y se levante contra quienes perjudican al citado complejo arqueológico, así como a muchos otros de nuestros monumentos históricos y las entidades que existen para ese propósito, justifiquen los jugosos sueldos que cobra su personal, y que no hacen honor con su trabajo.