Leo divertido que a Evo Morales le gustó mucho Avatar. ¡Ja,ja! Seré cínico y provocador para divertirme un poco.
No me sorprende eso de Evo, pues para empezar hay una emotiva idealización caviarona del tópico del "buen salvaje" que se enfrenta a los malvados "civilizados", que son unos capitalistas codiciosos. Aunque precisamente uno de estos malvados es quien les abre los ojos a los nativos y los lidera, lo que los deja como segundilla dentro de un tufillo etnocentrista que los desmerece. ¡Tenía que ser su salvador un gringo foráneo! Evo ni se da cuenta de que era un "marine" (la fuerza de choque del Imperio Gringo, porque al chauvinista director Cameron no se le ocurre que los chinos, los hindúes o los musulmanes podían estar mandando en la Tierra en ese distante futuro). Y el sitio es tan edénico que no se detectan necesidades: no hay enfermedades, sobra la comida, no falta la vivienda, no se necesita educación ni tecnología, los animales terminan siendo dóciles... Ni Adán la pasaba tan bien (¡sin descartar posibles e incómodas zoofilias, pues estaba sin una hembra de su especie!) hasta que llegó Eva y le estropeó el kiosco con la serpiente y la manzana. No me lo creo. El padre de la protagonista debe haber sido un jefe déspota horrible y de seguro existiría alguna casta sacerdotal que vivía explotando al resto, siempre de acuerdo con los guerreros, que le metían palo y lanzazos al que se oponía o lo mandaban a matar a tribus vecinas para que saqueen y los enriquezcan, aparte de tenerlos ocupados y que no piensen para que no se den cuenta cómo los dominaban. Tal ha sido casi siempre la historia desde la horda.
También se promueve ese poético politeísmo animista de creencias primitivas y chamánicas que tanto le gusta a Evo, donde hasta hablas con los animales (¡podías hasta conversar con Evo y Chávez!) y con las plantas y la divinidad es la madre tierra, la "pachamama" de los andinos. Todo muy enternecedoramente "ecohollywood", como para echar una lágrima de emoción.
Ahora, si se ve el fondo del asunto, a mí el héroe no me lo parece tanto. Creo que no fue nada más que un arribista ambicioso, que se dio cuenta de que en la Tierra no era más que un desconocido soldadito lisiado, mientras que en ese planeta se casaba nada menos que con la hija del mandamás de la tribu (encima estaba guapa, porque le pudo tocar una horrible), se volvía alguien importante en la vida y terminaba a la larga con el control de ese recurso que sabía que los humanos necesitaban en grado extremo y con el cual apuesto que seguramente calculó que podía hacer pingües negocios en el futuro. ¡Un cauchero Fitzcarrald en potencia! Para eso no vaciló en encabezar una guerra -donde murieron muchos nativos-, además de traicionar no sólo a sus camaradas y a la compañía que lo había contratado (y que le iba a curar su parálisis), sino a su propia especie. Si no le gustaba lo que estaban haciendo (y a lo que colaboró de manera entusiasta al principio contra los nativos, como todo Judas), pues debió inhibirse. En fin, no es más que la exaltación de un infantil aventurero arribista que pegó un buen "braguetazo" y prefirió ser cabeza de ratón que cola de león, aprovechando a unos "lornas".
¡Sólo le faltó a Cameron poner radios de curas rojos, ONGs "progres", Pizangos, policías que entregan sus armas y que son liderados por inútiles como el oficial Muguruza y una pésima ministra como Cabanillas para que la película se redondee!
CORREO
No me sorprende eso de Evo, pues para empezar hay una emotiva idealización caviarona del tópico del "buen salvaje" que se enfrenta a los malvados "civilizados", que son unos capitalistas codiciosos. Aunque precisamente uno de estos malvados es quien les abre los ojos a los nativos y los lidera, lo que los deja como segundilla dentro de un tufillo etnocentrista que los desmerece. ¡Tenía que ser su salvador un gringo foráneo! Evo ni se da cuenta de que era un "marine" (la fuerza de choque del Imperio Gringo, porque al chauvinista director Cameron no se le ocurre que los chinos, los hindúes o los musulmanes podían estar mandando en la Tierra en ese distante futuro). Y el sitio es tan edénico que no se detectan necesidades: no hay enfermedades, sobra la comida, no falta la vivienda, no se necesita educación ni tecnología, los animales terminan siendo dóciles... Ni Adán la pasaba tan bien (¡sin descartar posibles e incómodas zoofilias, pues estaba sin una hembra de su especie!) hasta que llegó Eva y le estropeó el kiosco con la serpiente y la manzana. No me lo creo. El padre de la protagonista debe haber sido un jefe déspota horrible y de seguro existiría alguna casta sacerdotal que vivía explotando al resto, siempre de acuerdo con los guerreros, que le metían palo y lanzazos al que se oponía o lo mandaban a matar a tribus vecinas para que saqueen y los enriquezcan, aparte de tenerlos ocupados y que no piensen para que no se den cuenta cómo los dominaban. Tal ha sido casi siempre la historia desde la horda.
También se promueve ese poético politeísmo animista de creencias primitivas y chamánicas que tanto le gusta a Evo, donde hasta hablas con los animales (¡podías hasta conversar con Evo y Chávez!) y con las plantas y la divinidad es la madre tierra, la "pachamama" de los andinos. Todo muy enternecedoramente "ecohollywood", como para echar una lágrima de emoción.
Ahora, si se ve el fondo del asunto, a mí el héroe no me lo parece tanto. Creo que no fue nada más que un arribista ambicioso, que se dio cuenta de que en la Tierra no era más que un desconocido soldadito lisiado, mientras que en ese planeta se casaba nada menos que con la hija del mandamás de la tribu (encima estaba guapa, porque le pudo tocar una horrible), se volvía alguien importante en la vida y terminaba a la larga con el control de ese recurso que sabía que los humanos necesitaban en grado extremo y con el cual apuesto que seguramente calculó que podía hacer pingües negocios en el futuro. ¡Un cauchero Fitzcarrald en potencia! Para eso no vaciló en encabezar una guerra -donde murieron muchos nativos-, además de traicionar no sólo a sus camaradas y a la compañía que lo había contratado (y que le iba a curar su parálisis), sino a su propia especie. Si no le gustaba lo que estaban haciendo (y a lo que colaboró de manera entusiasta al principio contra los nativos, como todo Judas), pues debió inhibirse. En fin, no es más que la exaltación de un infantil aventurero arribista que pegó un buen "braguetazo" y prefirió ser cabeza de ratón que cola de león, aprovechando a unos "lornas".
¡Sólo le faltó a Cameron poner radios de curas rojos, ONGs "progres", Pizangos, policías que entregan sus armas y que son liderados por inútiles como el oficial Muguruza y una pésima ministra como Cabanillas para que la película se redondee!
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